Otra decepción

a semana volvió a ser especialmente dura en el arranque. Otro varapalo arbitral, el segundo consecutivo, amenazaba con mandar a la loma al tocado Tenerife. Fueron días de dura resignación. También de comprobar que el Sporting de Gijón mantenía las distancias, en buena medida gracias a una decisión fatal de Pérez Montero. El tercer clasificado estaba ahí, tan cerca y tan lejos. Tocaba hacer terapia de grupo y e igualmente mirarse por lo menos un poco el ombligo y tener presente que un equipo que aspira al ascenso no puede fallar ocasiones del calibre de la que erró Arruabarrena, a puerta vacía, contra el Elche, casi en las postrimerías del último duelo en el Heliodoro Rodríguez López. Por todo eso, y a pesar de las bajas de peso en el once chicharrero (Manolo Martínez, Óscar Pérez y Hormiga), no cabía otra posibilidad que saltar al césped de Chapín, frente al agobiado Xerez, a por los tres puntos. No fue así.