PAN Y CIRCO

Año nuevo

Año 2007. Ha pasado sin pena ni gloria en lo relativo a nuestro Cádiz. Un año que se llevó a los Cielos al inolvidable Macarti y nos trajo a Arturo Baldasano y Moisés Israel con billete de ida y vuelta. Y un año que consagró a dos grandes entrenadores locales con el mismo colegio de origen, lugar éste donde, por cierto, se desató el ultimo escándalo del año, véase la venta de nuestro mayor patrimonio (Lucas Lobos) a unos tigres que, por su lugar en la clasificación, no llegan ni a gatos de angora. Así terminó esta anualidad que comenzó con la polémica del videomarcador, vulgo, el amasijo de hierros, hoy por hoy, acumulado bajo la grada de Fondo Sur.

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Son las cosas de Antonio Muñoz, el dueño del piso con grietas que se quedó sin escriturar a la espera de que aparezca el ruso del Playboy, el hombre que ha vivido en los últimos meses la doble transformación de héroe a villano y de villano a héroe, destinatario por excelencia de la famosa frase del calvo del anuncio de la Lotería de Navidad («que la suerte te acompañe»).

Durante estos doce meses, con visita de Mágico incluida, la afición se hizo mas fuerte, desde las históricas Brigadas Amarillas (Ateneístas con el corazón partío entre la defensa del Cádiz y la del edificio de la Aduana. Es broma, Washi) hasta los Cadistas no Conformistas, pasando por los que tienen especial mérito, dado el territorio que habitan (Cadistas finos) o los únicos que fueron a Ermua a algo más que fotografiarse (Sulfuro Amarillo), sin olvidar a los anónimos foreros que engrandecen la página oficial del Cádiz o la siempre brillante esecadizoe.com.

Entre todos nos han vuelto a recordar que el Cádiz es mucho mas que 11 jugadores en la tarde del domingo ú 11 asistentes a la próxima Junta de Accionistas. Y por muchos años.