Descanso

La siesta no es buena para todo el mundo y esto explica por qué

La frecuencia con la que dormimos la siesta viene determinada por los genes y no por la costumbre o por las preferencias personales

Raquel Alcolea

Raquel Alcolea

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Cerrar los ojos y echar una cabezadita en el sofá después de comer es una práctica que se suele relacionar con el placer y la buena vida. Para unos es una costumbre, para otros es algo que disfrutan de vez en cuando porque les sienta bien y para otros, sin embargo, no es algo frecuento pues, o no consiguen dormir cuando lo intentan o incluso llegan a sentirse peor tras haber hecho ese pequeño descanso.

A simple vista puede parecer que la siesta es una cuestión relacionada con usos, costumbres, gustos y preferencias personales. Sin embargo, una investigación reciente liderada por el Massachusetts General Hospital (vinculado a la Harvard Medical School) y el equipo de la catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia, Marta Garaulet ha concluido que la frecuencia con la que las personas duermen la siesta está regulada por sus genes . Así, tal como explica la experta, durante el estudio se ha podido comprobar que dormir la siesta es algo determinado biológicamente y no es un comportamiento determinado por el entorno o las preferencias personales.

Además la genética también ha ayudado a comprender por qué para algunas personas la siesta es beneficiosa y para otros, sin embargo, no solo no lo es sino que además puede ser perjudicial para su salud. Así, existen unas 123 regiones en el genoma humano que explican por qué unos tienen una mayor tendencia a dormir la siesta y otros no. Estos 123 regiones genéticas se pueden agrupar en tres grupos es decir en tres «Subtipos genéticos de siesta». El primero estaría formado por las personas que genéticamente tienden a dormir más horas al día en general, es decir, duermen siesta porque sienten que necesitan dedicar más horas del día al sueño. «En el caso de este subgrupo la siesta es beneficiosa y no produce ningún efecto perjudicial para su salud», explica Garaulet. En el segundo subgrupo estarían aquellas personas que por su genética tienden a tener un sueño nocturno fragmentado o suelen sentir que no han dormido lo suficiente. «Lo que se ha verificado con el estudio es que para las personas con estas características el hecho de dormir siesta va asociado al riesgo de padecer obesidad», comenta Garaulet. Y en el último subgrupo, compuesto por aquellas personas que genéticametne tienden a levantarse muy pronto (matutinas o alondras) y acostarse muy tarde, esa cabezada que echan para que el día no se les haga tan largo va asociada, en este subgrupo de matutinos, al riesgo de padecer hipertensión y obesidad si se convierte en una práctica habitual.

La genética aporta, por tanto, los datos necesarios para asegurar que no está claro que la siesta sea algo bueno para todos. Sin embargo, según precisa Garaulet, los resultados de esta investigación, recientemente publicada en Nature Communications, se han obtenido de una población inglesa, con una genética y cultura específica, por lo que sería importante replicar estos resultados en España antes de llegar a una conclusión certera en torno a si es bueno o no echarse la siesta para los españoles. «Una vez que avancemos en estos estudios tal vez se pueda determinar si en algún caso la siesta se puede prescribir como algo saludable, aunque lo ideal sería que se hiciera de un modo individualizado, en función de la información genética», precisa.

Para el estudio se usaron datos del UK Biobank, que incluye información genética de 452.633 personas. Además, los investigadores replicaron sus hallazgos en un análisis del genoma de 541.333 personas obtenido a través de pruebas genéticas llevadas a cabo por una compañía privada.

¿Hay que dormir ocho horas diarias?

Es cierto que, tal como reconoce Garaulet, la recomendación de dormir ocho horas diarias es aconsejable para la población general. Sin embargo, también la genética aporta información sobre por qué algunas personas parecen necesitar muchas horas de sueño para estar bien y otras no necesitan dormir tanto para tener energía y estar a pleno rendimiento . De hecho, un segundo estudio publicado por el mismo grupo también en Nature Communications ha identificado genes asociados con la duración del sueño, el insomnio y la tendencia a ser o no madrugador.

Lo que vemos en este estudio preliminar en Inglaterra, es que hay un subtipo de personas que tienen a dormir en general más horas. En este subtipo, por ejemplo con la obesidad , no hay asociación. Parece que este tipo de personas que tienden a dormir más horas en general para ellos sería beneficiosa la siesta. Sin embargo vemos otros dos subgrupos. Uno que es el de las personas que tienen sueño fragmentado nocturno o sueño ligero (no consiguen descansar bien durante la noche y necesitan completar el descanso con la siesta) y ahí sí que veríamos una asociación con la obesidad. Y luego vemos otro subgrupo de personas que tienen a levantarse muy pronto y acostarse muy tarde, el día se les hace largo y tienden a partir la jornada y a dormir, y en ese caso también se asocia con obesidad y también con hipertensión.

Esto nos da una idea de que según el subtipo de siesta genético la siesta puede ser beneficiosa o no. No está tan claro que la siesta sea buena.

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