Imagen de archivo de José Luis Ábalos frente a un cartel electoral de Pedro Sánchez
Imagen de archivo de José Luis Ábalos frente a un cartel electoral de Pedro Sánchez - ROBER SOLSONA
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José Luis Ábalos: cuatro décadas de carrera política al servicio de Pedro Sánchez

El nuevo hombre fuerte del PSOE acumula una dilatada trayectoria en la que no siempre salió victorioso

VALENCIA Actualizado: Guardar
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«No se puede hacer la revolución sin desatar los sentimientos y los afectos más profundos de la gente». La frase del guerrillero colombiano Jaime Alfonso Bateman es una de las citas de cabecera del nuevo hombre fuerte del PSOE. José Luis Ábalos (Torrente, Valencia, 1959) se afilió al PSOE cuando apenas tenía veintidós años. Corría 1981 y este maestro de profesión arrancó una trayectoria política que, casi cuatro décadas después (tantas como líneas le dedica la Wikipedia) comienza a alcanzar su cénit tras su apuesta, contracorriente, por Pedro Sánchez.

Ábalos es secretario general del PSPV en la provincia de Valencia pero no compartió la posición de su líder regional y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, cuando éste se alineó con los críticos con Sánchez que forzaron su salida de Ferraz.

Fue su particular «revolución». Ábalos y Puig, sin embargo, no siempre han estado enfrentados. De hecho, han convivido pacíficamente muchos años. Ambos fueron aliados allá por el año 2000 en lo que se denominó «sector crítico» del PSPV, entonces regido por una gestora. Junto a ellos partipaba de aquel movimiento Andrés Perelló, otro de los actuales hombres fuertes de Sánchez en Valencia.

Imagen de Ábalos y Puig, en el centro, tomada en el año 2000
Imagen de Ábalos y Puig, en el centro, tomada en el año 2000 - ABC

Como profesional de la política, Ábalos se puso al frente de la campaña de Pedro Sánchez para recuperar la Secretaría General, que arrancó una mañana lluviosa de noviembre en la localidad valenciana de Xirivella. Su control del aparato en la provincia de Valencia y su conocimiento de los resortes internos del partido fueron puestos al servicio de Sánchez, que no llegó en su coche aquel día a Valencia conforme había anunciado ya que se desplazó en AVE, y se encontró con una plaza llena.

El acto desprendía aroma de improvisación. Primero se iba a celebrar en un salón oscuro, plagado de humedades y con olor a tabaco infiltrado, al estilo de los casinos de otra época. La seguridad y el control de acreditaciones corrían a cargo de voluntarios. Los incondicionales que han estado al lado de Ábalos las últimas décadas hacían su trabajo.

Posteriormente, de la mano de Ábalos, Pedro Sánchez compartió un café con un grupo de periodistas. Entonces, no confirmó sus aspiraciones, pero su equipo ya había puesto en marcha la maquinaria que desembocó el pasado domingo con su victoria en las primarias frente a Susana Díaz.

Ábalos apostó fuerte y ganó, pero no siempre ha sido así en su vasto recorrido por la política. De hecho, trató hasta en dos ocasiones de alcanzar la Secretaría General del PSPV-PSOE. En una perdió por diez votos. En la otra optó por una retirada a tiempo. La mejor de las victorias para un político que ha sobrevidido a los vaivenes internos de su partido y ha sido un fijo en las listas electorales. Desde este miércoles es portavoz del grupo parlamentario socialista en el Congreso. Una institución que conoce bien. Es diputado desde 2009. Como tal, se abstuvo en la sesión de investidura de Mariano Rajoy. Del «no es no» pasó a la «disciplina es la disciplina» con el argumento de que «no puedo ir haciendo lo que me dé la gana y exigiendo a los demás que respeten». Era el 29 de octubre de 2016. Un mes más tarde, emprendió su particular «revolución» y le organizó a Sánchez el mitin con el que comenzó la carrera que le ha devuelto a Ferraz.

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