Vicente del Bosque, seleccionador nacional, elegía finalmente a David de Gea como portero titular de España en el debut ante la República Checa y relegaba al banquillo a Íker Casillas, suplente por primera vez en un gran torneo desde el Mundial 2002 (Corea del Sur y Japón). El guardameta anima desde el banquillo a sus compañeros, aunque su cara denota tristeza después de 14 años siendo titular en todos los gran des torneos disputados por España.

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Desde el 2 de junio de 2002, en un Eslovenia-España (1-3), correspondiente al Mundial de Corea y Japón, cuando sustituyó a Cañizares, Casillas se había mantenido como titular en los grandes torneos disputados por la selección. Desde entonces, Iker ha defendido la portería de la selección en todos las grandes citas en las que la selección ha estado presente, nueve grandes torneos: cuatro Mundiales (2002, 2006, 2010 y 2014), tres Eurocopas (2004, 2008 y 2012) y dos Copas de las Confederaciones (2009 y 2013). Un largo periplo en los que ha disputado 167 partidos y ha conquistado dos Eurocopas (2008 y 2012) y un Mundial (2010).

Si Vicente del Bosque da finalmente la titularidad o hace jugar a Casillas en algún partido en Francia 2016, el guardameta se convertirá en el primer futbolista en la historia de la competición que disputa cinco Eurocopas.

Su primera convocatoria llegó en el 2000, con José Antonio Camacho de seleccionador español. Le reclutó para la competición con 19 años como tercer portero, por detrás de José Francisco Molina y Santiago Cañizares. En aquella cita en Bélgica y Holanda, Casillas no dispuso de minutos en ninguno de los cuatro partidos de España. Había debutado días antes del inicio del campeonato, un 3 de junio de 2000 contra Suecia en Gotemburgo en un amistoso (1-1). Molina disputó el primer encuentro y un grave error le mandó a la suplencia. Cañizares jugó los tres siguientes duelos de la selección española.

En la siguiente Eurocopa, Portugal 2004, Casillas ya era titular fijo de la Roja. Su debut en la fase final del torneo fue el 12 de junio de ese año en el estadio Algarve de Faro-Loule contra Rusia. Ese día, España ganó 1-0. Jugó también los otros dos choques de la competición, en la que el equipo español fue eliminado sorprendentemente en la primera fase.

En 2008, el año en que la Roja asombró al mundo del fútbol y conquistó su segundo título de la Eurocopa, 44 años después del primero de 1964, Iker fue decisivo en el triunfo de España y elevó su figura a los altares futbolísticos. Disputó los seis encuentros de la fase final en Austria y Viena y fue el héroe ante Italia, cambiando el rumbo de la historia de la selección española en los fatídicos cuartos de final, cuando en la tanda final de penaltis paró dos lanzamientos y lanzó a la Roja a semifinales. Ya nadie fue capaz de frenarlos. Rusia en semifinales y Alemania en la final hincaron la rodilla ante un estilo de juego que dos años después conquistaba el mundo con Iker dejando su parada salvadora en la final en el mano a mano para la historia ante Arjen Robben.

En su cuarta Eurocopa, la del 2012, Iker volvió a ser indiscutible aunque España necesitó menos de su papel salvador. Alguna intervención dejó el día que jugó con fuego, cuando para cerrar la fase de grupos le valía el empate para avanzar de ronda ante Croacia y casi acaba haciendo las maletas antes de tiempo. En la final apareció para impedir levantarse a Italia de la lona y acabar firmando sus mejores números en el torneo, un solo tanto en seis partidos.

Casillas, el jugador con más internacionalidades de todos los participantes de esta Eurocopa, con 167 encuentros con la selección, busca inscribir su nombre en nuevos registros. Lleva 783 minutos sin encajar un gol, a 35 de su mejor marca de imbatibilidad. No le baten desde el 9 de octubre de 2014, día de la última derrota oficial de España, ante Eslovaquia. Encadena nueve encuentros con su portería a cero. Y quiere más.