CÁDIZ CF

Rácing de Ferrol-Cádiz CF (1-2): El Cádiz CF desafía a su destino

El equipo de la sempiterna desdicha sorprende al equipo gallego con el cambio táctico de Cervera y por vez primera el ascenso no es sólo cuestión de fe

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El Cádiz CF desafía a su destino. El equipo del desastre continuo, de la sempiterna desdicha, del 'harakiri' anual. El Cádiz CF ha muerto. Viva el Cádiz CF. El conjunto amarillo ha renacido convertido en otra especie, al menos esa es la primera imagen que ofrecía en la embrujada Galicia. En la ecografía de Carranza mostraba buenas maneras aunque con dudas en su cabeza pero en Ferrol ha sonreído en un parto más fácil de lo común. Todo va bien.

Porque sí, el nuevo Cádiz CF se tomará otra ronda. Pasa a la semifinal de su particular Liga de Campeones. Con el compromiso, esfuerzo, trabajo y tesón de la semana anterior más la pegada en momentos clave y el puntito de suerte prácticamente desconocido por estas tierras del sur.

Cervera movía sus bolitas cual trilero y sus pupilos desplumaban a su adversario.

Álvaro y Salvi finiquitaban al Racing, sostenido por Joselu hasta que Víctor se expulsaba desquiciado por una tarde de nervios locales. Porque esta vez le tocaba al nuevo Cádiz CF. Este mes de junio se encargará de escribir el nuevo destino.

Álvaro de delantero, la clave del inicio

El conjunto de la ida gustaba de los pies al cuello, pero fallaba arriba. El complemento deslucía el tipo en donde se marca la diferencia. Así que Cervera, en silencio y sin aspavientos, mantenía lo que le ofrecía garantías y trocaba piezas en vanguardia para encontrar más profundidad sin perder demasiada capacidad defensiva.

A Tena, más conservador al contar con un once definido, le cogía con el paso cambiado. Sorprendía la irrupción de Machado, pues la titularidad de Güiza se antojaba previsible, pero sobre todo descolocaba la colocación de Álvaro en la punta escorando al granadino a la izquierda en su arrancada.

Y así Cervera marcaba el primer gol para el Cádiz CF. Curiosamente lo certificaba sobre el terreno su tocayo Álvaro, si bien resultaba producto del movimiento técnico del míster. Ya había advertido Machado en un buen centro al segundo palo de Salvi al que llegaba demasiado forzado. Pero sería el extremo reconvertido a ariete quien cambiara el amargo destino del Cádiz CF.

Un balón bombeado de David a espaldas de la defensa verderona quebraba a los gallegos por el centro y por ese resquicio se colaba Álvaro para controlar con tranquilidad ante Mackay y batirle por bajo con templanza propia de veterano. El tanto silenciaba A Malata y revolucionaba la curva de los 100 espartanos que se recorrían la península soñando con una hazaña.

El Cádiz CF mudaba su rostro amargo, mustio y antipático al culminar la agonía de la liga regular. La disección acometida por Cervera, apartando los malos humores y revitalizando sus funciones vitales, resucitaba a un cadáver y lo fortalecía con la vitamina del esfuerzo, el sacrificio y el compromiso. Lo ha hecho creer, y los jugadores NO se lo han creído, algo fundamental.

El Racing, aturdido, se lanzaba arriba con Joselu pilotando todas las acciones ofensivas. El habilidoso delantero tumbaba a Servando con un quiebro y su disparo se topaba con Cifuentes, imposible de rebasar en el remate de otro compañero. El Cádiz CF contaba con esos momentos de sufrimiento y se limitaba a apretar para mantener la renta.

Competía. El término principal de esta categoría perra. Y desafiaba a la fortuna, enemiga cadista de las últimas décadas, con una acción que ilustraba la confianza renovada de estos futbolistas. Servando, en su inédito papel de lateral zurdo, centraba para que el pequeñito Salvi le ganara por listo la partida al gigantón Nano y rematara de cabeza al primer palo para traer el segundo.

Fascinante. La primera vez que el Cádiz CF anotaba dos goles fuera de casa en un 'play off'. Lo de Ferrol resultaba novedoso para el aficionado amarillo, acostumbrado a sufrir y no a disfrutar. Y en media hora este equipo sólo se parecía al de sus amores en que vestía de amarillo.

Los últimos diez minutos de acoso ferrolano, con la entrada de Carlos por Forte para engrosar la vanguardia, ensalzaban aún más esa primera media hora de los pupilos de Cervera, que sufrían para marcharse al descanso con ese inmejorable sabor de boca.

Tena espoleaba a sus chicos en la tregua, que mordían en el césped nada más entrar en contacto con el verde y que acumulaban tanto ocasiones como amarillas al incrementar la agresividad. Güiza salía revoleado para pocos minutos después dejar su plaza a Lolo Plá, que caía a banda dejando a Álvaro solo en la punta de ataque.

A Cervera le tocaba lidiar con un enemigo temible para este Cádiz CF: el cansancio físico. El plantel, tras la desastrosa campaña, aparece extenuado en el tramo final y a la hora salían el jerezano y también Salvi. Abel ofrecía un respiro para esa medular que necesitaba más contacto con el balón y prolongarlo el mayor tiempo posible.

El Racing de Ferrol advertía esa debilidad física y apuraba arriba. Ventaja para que Joselu colocara su obús en la escuadra de Cifuentes y recuperara esa sensación tan habitual en el cadista: ese sudor frío, esa molestia al tragar, ese apretón en el pecho... Sí, el miedo.

Por poco tiempo. Porque otra vez el viento soplaba a favor para deshacer ese nudo en la garganta y empujar a los visitantes. Un aliado inesperado. Desconcertante. Víctor Vázquez derribaba a Lolo y se marchaba a la caseta con doble amarilla.

El sufrimiento se reducía pero no acababa. Esta hinchada hasta dudaría con un 0-5 a favor. Tena ejercía la opción de colocar al enorme central Golo como delantero, al estilo Alexanco. Pero ya las voces cadistas reventaban A Malata. Síntoma del triunfo. La campaña gana adeptos. Yo Creo. Y ya no sólo es cuestión de fe.

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