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Cádiz CF-Racing de Santander (1-0): Once metros de diferencia

Pena máxima y alegría enorme en Carranza, que pisa en firme en el camino hacia su final con el gol de David Sánchez

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David Sánchez marcó de penalti el gol de la victoria ante el Racing
David Sánchez marcó de penalti el gol de la victoria ante el Racing

Penalti. PENALTI. El grito vaciaba los pulmones de Carranza. Pena máxima y alegría enorme. Once metros de diferencia en una eliminatoria tremendamente ajustada, angustiosa, taquicárdica en su primera cita y que promete tensión en 90 minutos infartantes. Por suerte el corazón se mantiene vivo, multiplica sus latidos cada semana y se siente preparado para otra prueba de esfuerzo físico y mental.

El Cádiz CF no cesa. A trancas y barrancas, con más brega que calidad, más lucha que fútbol, prosigue su camino y tocará puerto en El Sardinero con una mínima ventaja que a estas alturas representa el ser o no ser. Un simple gol de David Sánchez, que le pegaba con el alma y rompía la bola. El tanto desatascaba un partido feo y malencarado, con dos equipos que después de tanto dolor sufrido se tienen mucho respeto y no están para muchas alegrías.

Un choque que el conjunto gaditano no abría en su instante de plenitud sino en su peor momento, cuando el imponderable del azar revienta los pronósticos y concede la victoria al que no la merece pero siempre la espera. El error del zaguero, ese detalle que decide las eliminatorias, desembocaba en el penalti sobre Lolo Plá y la transformación del mediocentro sevillano.

Cervera y sus hombres

Cervera ha consolidado un grupo y asaltará los cielos o descenderá a los infiernos con esos mismos hombres. Apenas una variación con respecto a A Malata; la entrada de Abel como cúspide ofensiva del trivote centenario, manteniendo a Güiza como referencia aunque con libertad y movilidad.

La premisa resultaba clara, similar a la de dos semanas atrás. Dejar inmaculada la portería propia y enganchar alguna arriba, pero con cautela. Sin locuras. No obstante, la confianza ganada en la anterior eliminatoria se manifestaba con mayor alegría en los futbolistas tanto la hora de atacar como de defender.

Los pupilos de Cervera no formaban ese bloque como tal, sin fisuras, armado de cemento, y se desperezaba y estiraba en busca del gol en el arranque. La tenía Güiza con un disparo abajo al palo corto a servicio de Salvi, pero reaccionaba bien Santiago. La hinchada apretaba y exigía a los suyos, que con una inercia radicalmente opuesta se topaba con un Racing timorato.

Tan temeroso que Munitis abandonaba su idea de Migue García como lateral para plantar un central a Salvi, sin duda el mayor peligro amarillo. A cambio, el de Huelma en el extremo combinaba bien con Dioni y generaban cierta inquietud en la zaga cadista, con más problemas que en las últimas semanas.

Este Cádiz CF no ofrecía la seguridad que lucía ante el Ferrol, si bien disponía de ocasiones, como el disparo de Servando en el pico del área desbaratado por el meta cántabro y el lanzamiento a bocajarro de Mantecón estrellado en un zaguero. Carranza protestaba un posible penalti a Aridane en un espectáculo abominable que ganaba en nervios a medida que el tiempo devoraba el crono.

La tregua otorgaba un descanso a los locales, que si cerraban huecos y ataban en corto a Dioni tendrían mucho ganado. Y sin embargo, el receso sentaba horrible a los cadistas, que concedían dos ocasiones clarísimas malogradas por los montañeses merced a su falta de puntería y los nervios templados de Cifuentes.

El Racing de Santander ya había generado más opciones que el Ferrol en la eliminatoria anterior, prueba de que el muro contenía demasiadas grietas. El panorama permitía crecer a los blanquiverdes, mejor asentados ante un rival tocado, extraviado en defensa y desnortado en ataque, sostenido sólo por la hinchada y su pundonor.

Y esto es fútbol, no hay más explicación. Servando, el extrañísimo central reconvertido a lateral, driblaba a su par y cedía a Álvaro. El centro del menudo extremo no tenía más peligro pero Lolo Plá se adelantaba al zaguero, que soltaba una patada delante de las narices del colegiado que no podía obviar

. Al punto de penalti, el lugar donde comienza a fraguarse un sueño inesperado con el obús de David al centro de la portería para marcar la diferencia de este ajustado combate.

La suerte devolvía una mínima parte de lo que le ha robado al Cádiz CF. Impresionante. El Cádiz CF de las desdichas continúa desafiando a su destino, porque es incomprensible ese error de Coulibaly, solo en su remate de cabeza a las manos de un Cifuentes gratamente sorprendido.

Cervera sacaba los pulmones de Nana para oxigenar una medular asfixiada y conseguía su propósito. El míster anda tocado con una varita. Hasta se le autoexpulsan los contrarios, como conseguía Peña con una falta de desquiciado en el último instante que le impedirá disputar la vuelta. 90 minutos que amenazan ser eternos, y que esconden la llave de la final. En el fondo del mar del Sardinero.

FICHA TÉCNICA

Cádiz CF: Cifuentes, Servando, Migue, Aridane, Carmona, Mantecón (Nana, 85'), David Sánchez, Abel Gómez (Lolo Plá, 51'), Álvaro García, Salvi y Dani Güiza (Jandro, 66').

Racing de Santander: Óscar Santiago, Borja, Santamaría, César Caneda, Jon García, Granero, Óscar (Coulibaly, 72'), Peña, Dani Rodríguez (Artiles, 69'), Migue García y Dioni (Manu, 77')

Gol: David Sánchez, de penalti (68').

Árbitro: Díaz de Mera Escuderos (colegio castellano-manchego). Tarjeta amarilla a Migue García, Servando, Borja, Dioni, Lolo Plá. Expulsado Peña por doble amarilla (90').

Incidencias: Ramón de Carranza. Unos 15.000 espectadores.

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