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Manifestación celebrada después de las elecciones de 1936, con guardias y público con el puño en alto - Martín Santos Yubero
Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa:

«El fraude a favor del Frente Popular afectó a 50 escaños en las elecciones de 1936»

Un libro documenta la campaña y el recuento de las elecciones de febrero de 1936, última cita con las urnas antes de la Guerra Civil

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«España se ha vuelto Coruña», afirmó Alcalá-Zamora para ilustrar el extraño vuelco en muchas provincias españolas durante las elecciones que llevaron en 1936 al Frente Popular al poder. Una investigación de cinco años de dos profesores universitarios de la Rey Juan Carlos ha demostrado ahora que lo que ocurrió en la ciudad gallega no era un milagro, sino los resultados de un fraude orquestado para que la izquierda lograra una victoria por mayoría absoluta. Lo mismo que en el resto del país: al menos 50 escaños cambiaron de color esos días ante la pasividad de Azaña y la presión de la calle.

En «1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular» (Espasa), Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García reconstruyen hora a hora el recuento de la controvertida campaña y desmontan el mito de la Segunda República como un paraíso democrático.

Más votos que votantes censados, lacres rotos, papeletas que aparecen y desaparecen, tachaduras, borrones y raspaduras en los sobres... «Cuando empezamos esta investigación éramos escépticos sobre la profundidad del fraude. Sabíamos de irregularidades en dos provincias concretas, pero no estaba en nuestra hipótesis de partida que el fraude pudiera alterar los resultados tanto. Los datos han demostrado que la victoria del Frente Popular en la primera vuelta solo fue posible con esta falsificación», explica Roberto Villa García, especializado en historia electoral.

Dimite Manuel Portela

No obstante, la investigación de estos profesores de la Universidad Rey Juan Carlos va más allá del fraude electoral o de la violencia callejera (al menos 41 muertos y 80 heridos de gravedad) que presidieron esas semanas. Su libro es una crónica política de las turbulencias que vivió España desde que Niceto Alcalá-Zamora negó la posibilidad de que el candidato de la CEDA José María Gil Robles formara gobierno, hasta la convocatoria de unas elecciones cargadas de discursos agresivos y apocalípticos donde la izquierda se presentó en el bloque conocido como Frente Popular.

Si bien la jornada electoral estuvo marcada por un despliegue policial que evitó graves incidentes, las presiones llegaron con el recuento y con los sucesos entre el día 16 y 19 de febrero. Tres días de violencia en las calles forzaron a dimitir al liberal Manuel Portela, presidente del consejo de Ministros, dejando en manos de Manuel Azaña el papel de garante de los comicios.

«El presidente no soportó la presión que ejercieron sobre él, sobre todo a consecuencia de la violencia callejera y de la intimidación. Cuanto más se ajustaba el resultado en sitios como Cáceres, Valencia o Málaga, la situación se hacía más insostenible. La izquierda pensaba que si conseguía echar al Gobierno actual podría asegurar la victoria durante el recuento», sostiene Manuel Álvarez Tardío, profesor titular de Historia del Pensamiento Político.

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