ESPAÑA

La dimisión de Duran Lleida abre la puerta a la fractura definitiva de Convergencia i Unió

El líder democristiano deja la secretaría general de la federación sin explicar los motivos, pero niega que se deba al proceso soberanista

MADRID. Actualizado: Guardar
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CiU intentó exhibir lo que no tiene, unidad. La plana mayor de la federación, con Artur Mas a la cabeza, compareció junta para escenificar una salida pacífica de Josep Antoni Duran Lleida de la secretaría general. El líder de Unió Democrática no explicó las razones de su dimisión, solo dijo que ahora «las circunstancias han cambiado», pero se esforzó en subrayar que no se debe al proceso soberanista, que es precisamente la verdadera razón de su renuncia, según reconocen tanto en su partido como en Convergencia.

Con la marcha de Duran Lleida de la secretaria general de CiU los meses de vida de la federación están contados. El propio líder democristiano ha admitido en privado que la ruptura es el más probable de los escenarios si Mas persiste en su idea de convocar el referéndum independentista el 9 de noviembre o en su defecto elecciones plebiscitarias, algo a lo que el presidente de la Generalitat no da muestras de que vaya a renunciar. Fuentes del entorno del todavía portavoz de CiU en el Congreso señalan que una vez que se consume la separación, que dan por inevitable, Unió se presentará en solitario a las elecciones, ya sean unas autonómicas normales o plebiscitarias, y el más que probable candidato a la Generalitat será el propio Duran Lleida.

La federación de Convergencia y Unió tenía los días contados desde el momento en que se abrió el proceso independentista. Duran y la mayoría de su partido es contrario a la secesión de Cataluña y defienden una relación confederal con España. Pero Mas y también la gran mayoría de su partido han apostado todo a la segregación. Solo coinciden en el derecho a decidir, es decir, en celebrar la consulta, aunque las posturas también son opuestas sobre la legalidad de la convocatoria y el sentido del voto. Las relaciones con Esquerra también les diferencia, Convergencia cada vez se siente más cercana a los republicanos pese al coste electoral que acarrea; las relaciones de Unió con Esquerra, en cambio, son inexistentes salvo para descalificarse.

En este escenario la dimisión de Duran era cuestión de tiempo, un paso que por otra parte ya había anticipado en su círculo más cercano. Pese a todo los nacionalistas trataron de convertir la despedida en una exhibición de unidad. Mas lo resumió así: «No siempre hemos estado de acuerdo en todo, pero siempre hemos acabado poniéndonos de acuerdo en todo». Duran, a su lado, ponía cara de circunstancias.

El ya exsecretario general de CiU, que será sustituido por otro hombre de Unió, el consejero de Interior, Ramón Espadaler, también echó balones fuera y garantizó que su salida «no tiene nada que ver» con el proceso soberanista porque «nunca» se ha sentido «incómodo» con la consulta. «Para qué buscarle cinco pies al gato», preguntó quejoso.

Duran, sin embargo, está en total desacuerdo con la forma en que Mas y CiU han gestionado y gestionan el proceso, pero también está convencido de que el radicalismo de esos planteamientos se ve alimentado por la actitud pasiva de Mariano Rajoy. El portavoz de CiU en el Congreso ha intentado por todos los medios a su alcance tender puentes entre la Moncloa y el Palau de Sant Jaume, pero con muy escaso éxito. Ese papel de mediador frustrado entre dos fuegos también ha reforzado su idea de irse.

Retirada anunciada

Duran venía rumiando su paso al costado desde que sus encontronazos con Mas y la cúpula convergente eran inocultables. Hace un año, trasladó al presidente catalán y líder de CiU su intención de dejar alguno de los cargos que ostenta, líder de Unió, portavoz en el Congreso, presidente de las comisiones Estado-Generalitat, presidente de la Comisión de Exteriores de la Cámara baja, entre otros. En enero dejó el foro bilateral entre los gobiernos catalán y central. Ahora deja de ser el número dos de la federación, pero también se asegura que el puesto, con la designación de Espadaler, siga en la órbita de Unió.

También restó importancia al momento escogido para dejar la secretaría general, en puertas de la reunión de Rajoy con Mas y con el debate soberanista en una de sus etapas más enconadas. «Lo hemos hablado (con Mas) con lealtad y confianza» y hace «un mes y dos días» decidieron que fuera ayer. Una de las primeras consecuencias de su retirada es que ahora tiene manos libres para exponer sus opiniones sin el lastre de la responsabilidad de ser el número dos de CiU. Las discrepancias, por tanto, pueden ser sonadas en las próximas semanas.

Su dimisión fue acogida con alborozo por Esquerra, pero también en los sectores soberanistas de CiU. El diputado convergente, Carles Campuzano, además de calificarla de «buena decisión», señaló que «el tiempo para que Duran ejerciese de secretario general de CiU había acabado». Ahora, prosiguió, ocupará ese puesto «un hombre sólido, preparado y muy leal, en términos políticos, a CiU». Una elipsis para decir que era desleal con la federación.

La portavoz de Esquerra, Anna Simó, indicó que la dimisión le traía sin cuidado porque no afecta a las relaciones con CiU ya que el conducto siempre ha sido Mas y Oriol Junqueras. Recordó, no obstante, que Duran «no siempre ha estado alineado» con las directrices de Mas.