CÁDIZ

Un año después de que Cádiz fuera de nuevo la capital de Iberoamérica

Mañana hace justo doce meses que la ciudad acogió la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno

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El 16 de noviembre de 2012 ha quedado marcado en el calendario de la ciudad de Cádiz como una fecha histórica. No es festivo, de momento, pero si el tiempo da la razón a los que vendieron la celebración de la Cumbre Iberoamericana como el gran acontecimiento que catapultaría la ciudad al Olimpo de las ciudades con nombre propio en el imaginario mundial, debería serlo.

De momento es un día más, con cierto aire de nostalgia. Al menos para los que tuvieron algo que ver en la organización del evento o se beneficiaron del mismo. Otros recordarán los cortes de tráfico o la extraña sensación que generaba la presencia de cientos de agentes uniformados por las calles.

Sea como sea, se cumple un año de la celebración en Cádiz de la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Una de las mejores de la historia, según se dijo entonces y se confirma ahora viendo el decepcionante resultado de la Cumbre de Panamá, que se acaba de celebrar con muchas ausencias notables.

Quizá una de las sensaciones más positivas que deja este aniversario es la certeza de que Cádiz estuvo a la altura de lo esperado. A pesar de las especiales características físicas de la ciudad, todo funcionó de forma milimetrada, sin problemas de movilidad (el gran temor), ni de seguridad. Las pocas infraestructuras necesarias que llegaron en el momento exacto cumplieron perfectamente con su función: el Palacio de Congresos con sus construcciones efímeras, la vieja estación de trenes de la que nunca más se supo y que tanto deslumbró como zona de servicios para el personal acreditado, la Casa de Iberoamérica como sede de diversas reuniones previas o el Parador Hotel Atlántico, que llegó justo a tiempo para albergar a la Casa Real Española y diversas autoridades. Y lo hizo para quedarse.

Un poco más a prisa y también con menos vocación de perdurabilidad fueron colocados los dos hitos del Bicentenario, las Antorchas de la Libertad, que no resultaron lo bastante luminosas como para tapar la vergüenza de una plaza de Sevilla que no supieron o quisieron reordenar antes de que todos los participantes en la Cumbre pasaran por ella. Lo que tampoco notaron fueron los adoquines de la circunvalación del casco histórico, porque todo el recorrido por el que pasaron los coches oficiales estaba cubierto ya por el conglomerado del asfaltado mixto de la Alameda. De ese esfuerzo a contrarreloj también se benefician a día de hoy los gaditanos.

Pero más allá de todo esto, de lo que hizo y de lo que no, de lo que se debió a la celebración de los doscientos años de la Pepa y de lo que se hizo expresamente para la Cumbre, porque al final todo respondía a una intención común, lo que importa es el impulso que supuso un acto de esta envergadura internacional para una ciudad como Cádiz.

A nivel de imagen la celebración de la Cumbre resultó ser una campaña publicitaria imposible de pagar. Resulta difícil, casi imposible, calcular el impacto que la reunión de Jefes de Estado tuvo para la ciudad. Pero sí hay algunos datos que dan pistas. Tan sólo a nivel informativo hubo un total de 265 medios de comunicación acreditados en la ciudad. No sólo en la comunidad iberoamericana tuvo eco el acontecimiento. El nombre de Cádiz sonó también en países como Alemania, Austria, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Italia, Marruecos, Países Bajos, Irán Turquía o China, por citar sólo algunos ejemplos.

Los espacios informativos de muchos de estos países se emitieron desde Cádiz y con Cádiz de fondo. A nivel turístico todo esto tiene un inmenso valor. La ciudad está de nuevo en la agenda de muchos touroperadores que redescubrieron con la Cumbre un destino con incontables atractivos. El número de turistas en 2013 está siendo mayor al de años anteriores, algo que se aprecia de forma más clara en el sector de los cruceros. Cierto que nadie puede decir a ciencia cierta que el aumento de los visitantes sea gracias a la Cumbre, pero la experiencia de otras ciudades organizadoras de este tipo de eventos demuestra que el efecto multiplicador del acontecimiento es tal que pasados muchos años se sigue notando la influencia del mismo. Y todo esto teniendo en cuenta que en 2013 se ha tocado fondo económicamente en muchos países del entorno.

La influencia de la Cumbre Iberoamericana en las calles de la ciudad estuvo muy acotada, prácticamente sólo a parte del casco histórico. Eso sí, lo que se vio se lució al máximo. La plaza Fragela y el Gran Teatro Falla se engalanaron como nunca para la ceremonia oficial de inauguración de la cita. Lo mismo se puede decir del Oratorio, donde se tomó una de las fotografías más simbólicas de la Cumbre, o de la Catedral, que visitaron las primeras damas como parte de una agenda paralela de actos que también sirvió para dar lustre a otros destinos de la provincia.

Pero a todo este cuidado hay que unir una serie de coincidencias o anécdotas que multiplicaron el interés por lo que pasaba en la ciudad. Desde el anuncio del Rey Juan Carlos I de su próxima operación, al partido de fútbol que se empeñó en jugar Evo Morales en el Estadio Ramón de Carranza, todo influyó.

Economía

Precisamente a nivel económico también se deja notar el influjo de la Cumbre y las renacidas relaciones con los países iberoamericanos. A ras de calle es difícil valorarlo. Bares y restaurantes han seguido cerrando en la ciudad golpeados por una crisis que puede más que cualquier ingreso extra que puedan reportar los turistas. Eso es innegable. Pero de forma menos visible son muchas las empresas gaditanas que han encontrado un nicho de mercado muy importante al otro lado del Atlántico. Y es que la Cumbre no sólo trajo cosas, también abrió nuevos horizontes. El montante de las exportaciones a Iberoamérica de las empresas gaditanas está en alza. Los diplomáticos que han participado en estos meses en Cádiz en las diferentes iniciativas comerciales para estrechar lazos con Sudamérica así lo atestiguan. Parece que los empresarios gaditanos han redescubierto un mercado emergente, ajeno a la crisis que asola Europa y con una gran proyección, no sólo como lugar de inversión, sino también como puente con Asia a través del Pacífico.

También a nivel político se logró el objetivo de situar de nuevo a Cádiz como punto de encuentro, de diálogo entre América y Europa. Se firmó aquí la Declaración de Cádiz, un texto que se ha empleado como hoja de ruta para la preparación de la Cumbre de este año en Panamá y que ha servido para que el nombre de Cádiz siga sonando al máximo nivel durante todos estos meses.

Se cumple por tanto un aniversario importante para la ciudad. Un año desde que, como pasó en 1812 con la promulgación de la primera Constitución Española, Cádiz estuvo en el centro de las miradas de más de medio mundo.