BALA VERDE, BALA AZUL

Por muy raro que resulte, hoy me he propuesto hablar de ciclismo y no hacer referencia a la palabra de moda que muchos asocian inexorablemente a este deporte y otros omiten aún siendo cómplices de su existencia. Por unos días la provincia, escenario habitual de hileras de bicicletas de rueda fina, maillots y cascos, en montaña y cerca del mar, en autovías y carreteras comarcales, recibe la visita de la Vuelta Ciclista Andalucía.

San Fernando aspira a convertirse en una clásica para los prólogos y la sierra gaditana, con los puertos de Medina y Palomares, tomarán hoy el relevo con un líder de tronío que otorga caché a la ronda andaluza y mantiene su lucha contra los elementos para volver a ser la referencia internacional que 'amenazaba' con marcar una época.

Recuerdo aquel Alejandro Valverde que se dejó sus opciones de ganar un Tour en una caída que le llevó a la retirada de la carrera. Su porte, su carisma, su facilidad para enganchar al aficionado le situaban como espejo en el que mirarse. Había llegado al pelotón con la fama de no haber perdido ninguna carrera tras su estreno en cadete en su Murcia natal. Un devorador de victorias, como hizo con en el prólogo de ayer en el que superó a especialistas y velocistas en una distancia más propia de un 'sprint largo', repleto de potencia en el que apenas te da tiempo a calentar las piernas cuando ya estás en meta. A Valverde le acompaña un aura especial desde sus inicios. Sus éxitos en Kelme y sus prestaciones sobre el sillín le valieron el apodo de 'bala verde'. Ahora la 'bala verde' se ha convertido en 'bala azul', con un padalear más limpio y algo menos impetuoso en su esfuerzo, pero igual de eficaz y ambicioso cuando debe asumir los galones de llevar el 1 en su maillot. Ahora toca mantenerse hasta el miércoles como líder. Sería una buena noticia para él. y para la ronda andaluza, por qué no decirlo. Que no todas las victorias valen lo mismo ni todos los ganadores dan el mismo lustre a un evento.