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Muere una treintena de soldados en una cadena de atentados en Siria

DAMASCO. Actualizado: Guardar
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Siria se desangra lentamente. No hay día en el que los enfrentamientos entre las fuerzas de Bashar el-Asad y la oposición dejen una larga lista de muertos. Ayer, otros tres coches-bomba explotaron en Deraa, en el sur del país, en un atentado en el que murieron una treintena de miembros de las fuerzas leales al régimen cerca de varias sedes militares.

El primer coche estalló en el estadio Panorama y los otros en las proximidades de la sede de la Seguridad Militar y del Club de Oficiales, cuarteles que el Ejército usa como base para bombardear otros puntos de la ciudad. Según la oposición, tras los atentados se desencadenaron duros enfrentamientos entre rebeldes y tropas gubernamentales, mientras las ambulancias todavía trataban de socorrer a los heridos.

Pero el régimen quiso vengar este golpe de forma inmediata y atacó con tanques la localidad de Angel, donde efectuaron una campaña de arrestos casa por casa. Los combates entre rebeldes y fuerzas gubernamentales se intensificaron en la provincia septentrional de Al-Hasaka, fronteriza con Turquía, donde en los últimos días los insurgentes han tomado el control de un puesto fronterizo y de varias sedes de la seguridad.

Mientras la violencia se recrudece en Siria, la oposición intenta reorganizarse y aunar fuerzas en Doha (Catar), donde el viernes a última hora fue elegido el cristiano e izquierdista George Sabra como nuevo presidente del Consejo Nacional Sirio, el principal grupo opositor.

«Nuestra primera misión será desplegar esfuerzos para cesar el derramamiento de sangre y derrocar al régimen lo más rápidamente posible», aseguró Sabra en el canal catarí Al-Yazira. Aprovechó la ocasión para criticar la inacción de la comunidad internacional y subrayó que «el pueblo sirio tiene que defenderse», por lo que pidió que se suministren armas al rebelde Ejército Libre Sirio.