Editorial

España emigrante

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La grave crisis que nos embarga ha privado a este país de su atractivo, que hizo que millones de inmigrantes vinieran a España en los años pasados, en busca de trabajo y de prosperidad. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2011 se ha registrado por primera vez un saldo migratorio negativo: a lo largo de estos doce meses, 508.000 personas abandonaron España, de las que 63.000 eran españolas, y solo vinieron a instalarse entre nosotros 458.000 personas, 42.000 nacionales. La racionalidad de esta relación de flujos está fuera de duda, y aun resulta chocante un saldo tan menguado de retornos de inmigrantes en un mercado laboral con más del 21% de desempleo y con tendencia al alza. Sea como sea, el hecho de que sean también más los españoles que emigran que los que retornan, causado sin duda por la marcha de profesionales cualificados que buscan oportunidades fuera, debe ser un acicate más en la lucha contra la crisis, a la que hay que dedicar todos los esfuerzos porque, más allá de las cifras, están en juego la estabilidad y la felicidad de los ciudadanos.