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Canes

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Aparentemente, Cádiz es una ciudad que ama a sus mascotas. El propio Ayuntamiento indultó a Canelo mediante decreto de ser ejecutado en una perrera, un fiel perro labrador que deambulaba por la ciudad y esperaba a su dueño en las cercanías del Hospital Puerta del Mar todos las mañanas. Esta historia traspasó nuestras fronteras y, en recuerdo de la misma, se erigió una placa al animal junto al referido centro hospitalario. Se ha producido además, últimamente, un incremento exponencial en el número de perros, pues la población de canes censados en la capital se ha multiplicado, pasando de los 7.OOO ejemplares que había en 2.002 a los más de 13.000 que hay actualmente. La ciudad pierde habitantes y ese hueco parece ser reemplazado por las mascotas. Calculando el promedio, habría más de un perro por cada diez habitantes. Si el dato lo consideramos dentro del ámbito familiar, con una media de tres personas por familia, nos daría que casi un tercio de la población de Cádiz convive en su casa con un perro. De lo anterior podríamos deducir que desde la administración local se favorece la tenencia de perros.

Pero la realidad demuestra todo lo contrario. En una ciudad como Cádiz, con gran densidad de población, escasez de suelo y de zonas verdes, se restringe la libertad de movimientos de estos animales. Las playas están vedadas al paso de los perros, al igual que la mayoría de los escasos jardines. Ser dueño de un perro en Cádiz, por todos estos inconvenientes, además de significar gran amor a los animales, es muy meritorio, en comparación con otras ciudades o países europeos, donde la mayoría de los espacios públicos son compartidos por hombres y canes. El colmo ha sido culpar exclusivamente a los perros del deterioro de los parterres de la Avenida. ¿Prohibirán también pasear a los perros por la Avenida?

No se entiende, por tanto, que habiendo tantas personas con perros no se acoten zonas o se establezcan horarios para el uso y el esparcimiento de los canes en jardines o en playas. Si el problema es sólo del incivismo de algunos dueños de perros, lo que hay que hacer es extremar la vigilancia y multar fuertemente a los desaprensivos, pero no prohibir.