Kadri, feliz tras lograr la octava etapa. / afp

Kadri firma la primera victoria en escapada

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Diecinueve kilómetros. Eso es lo que necesitó el equipo Tinkoff para conseguir que el imperio azul, el de Astana, que dirige Nibali, comenzase a temblar. Porque eso es lo que sintió Nibali, temblores, de momento, que pueden acabar en terremoto más adelante.

Contador se probó, hizo lo mismo con el líder y buscó el triunfo de etapa, sin darse cuenta que Bel Kadri (Ag2r) ya había traspasado la línea de meta. Eso quiere decir que o no llevaba pinganillo o no le habían dicho que había un corredor escapado por delante. Por eso aminoró su marcha. Su ataque resultó más psicológico que decisivo. Tampoco había terreno para más.

Se movió desde abajo de la pared que había para llegar a Gérardmer, siempre con Nibali pegado a él. Un Nibali que se tuvo que limitar a aguantar. Si hubiera podido atacar, lo habría hecho. Evitó que se le viesen mucho las grietas que comienzan a abrirse en su cuerpo. Porque la carrera es cosa de ellos.

Habrá incursiones de Porte, de Valverde, de... cualquier otro ciclista, pero la esencia, el jugo de este Tour tiene dos nombres propios. Y no los va a cambiar nadie, salvo que Richie Porte y el Sky consigan poner a otro ciclista en la órbita celestial del ciclismo. Nunca se sabe con los ingleses.

Este domingo, seis ascensiones. La carrera sigue este domingo en los Vosgos en una etapa ideal para que Astana pueda defender el maillot amarillo de Nibali con el mínimo esfuerzo. Los equipos que busquen una victoria parcial, hay muchos que no se han estrenado, sólo tienen dos soluciones: meterse en una fuga o trabajar para que la escapada que salga no prospere si no han conseguido meterse en ella. Mirando a la general, a hombres como Nibali, Contador o Valverde, lo normal es que se desentiendan de la etapa. Del último puerto hasta la meta quedarán cincuenta kilómetros. Demasiados para intentar algún movimiento serio.

Planche de Belles Filles. Todo el mundo habla de la llegada del lunes como la panacea para Alberto Contador y lo cierto es que en la última ocasión en la que se pasó, con victoria de Chris Froome, en 2012, las diferencias entre los primeros fueron mínimas. Con decir que Vincenzo Nibali finalizó en cuarta posición a siete segundos de Froome está todo dicho. Sí es verdad que en esta ocasión los puertos que se van a pasar antes de La Planche endurecerán mucho más que en aquella ocasión el final puesto que los corredores llegarán más castigados. Siete puertos, mucho de ellos pestosos (retorcidos) metidos en 161,5 kilómetros serán un desgaste importante desde el primer momento. Si Tinkoff continúa con su labor de demolición volveremos a ver otro enfrentamiento Contador-Nibali.

¿Qué hará Contador? Es seguro que el lunes buscará meterle en problemas a Nibali, que ya conoce la subida y sabe lo que se va encontrar. Contador no ha pasado nunca esa cumbre. Él y el Tinkoff intentarán endurecer la etapa para buscar algún punto débil en Nibali y Astana y seguir haciéndoles sufrir. Deberían tener alguna colaboración de otros equipos como Sky o Movistar. Si no se mueve nadie no sabrán cuál es realmente el estado físico del maillot amarillo.

A Nibali le vale con esperar. Sólo un mal día de Nibali o una etapa problemática desde el comienzo podría arrojar más segundos de los que se esperan en la general. Nibali continuará de líder con el consiguiente desgaste que eso supone. No le queda otra. Ya no podrá cederle el amarillo a Fuglsang. Llevará el maillot hasta que reviente...o hasta París. El término medio se ha acabado para él italiano.

Michal Kwiatkowski. El ciclista polaco del Omega ha estado durante muchos meses corriendo las mejores pruebas del calendario y ha llegado al Tour atufado de competición. En las primeras siete etapas ha estado con los mejores. La primera de montaña, dos puertos de segunda y uno de tercera, le ha colocado minutos encima.

Richie Porte. Sabía que de los corredores que tiene por delante en la general se le iban a caer, sin mucho esfuerzo, Sagan, Gallopin y Kiwiatkowski. Porte está donde quería estar, al frente de un equipo y disputando la general del Tour. Puede que no le haya llegado esta oportunidad en el mejor momento, después de tener problemas físicos durante la temporada. Hasta que lleguen los Pirineos, el auténtico momento de la verdad de este Tour, aguantará con los mejores.

Alejandro Valverde. La del lunes es otra llegada buena para el líder de Movistar. No hay muchos corredores mejores que él para hacer frente a La Planche. Su objetivo debe ser ganar la etapa. No es un día para hacer grandes diferencias. Sólo unas condiciones meteorológicas dantescas, como las que se vivieron ayer en la parte final de la etapa podrían hacer saltar un guión que parece ya escrito. Debe seguir escalando puestos en la general.

Van den Broeck y Talansky. Se han caído de los primeros lugares. Tanto uno como otro deben valorar los acontecimientos que se produzcan y esperar su oportunidad. Ni van a atacar, ni sus equipos van a poder mover la carrera. Su Tour está en otra dimensión.

Bel Kadri. Tiene 27 años y le ha dado al ciclismo francés su primera victoria en este Tour. Corre desde 2008 en el Ag2r. Su familia es argelina, vive en Toulouse, donde su madre, Setti, tenía una modesta tienda. Bel le ayudaba cuando era pequeño. Un tío le regaló una bicicleta cuando tenía cinco años. Es musulmán, aunque como él mismo dijo no hace mucho: «No me levanto a las seis de la mañana para rezar». Se centró tanto en la bicicleta que su madre se puso seria y le dijo que o acababa la carrera de comercio o no corría. Hizo los estudios en la misma escuela que Laurent Jalabert y Moncoutie. Este sábado se metió en una fuga con Sylvain Chavanel, Simon Yates, Tersptra y Petit que llegó a tener 10:45 de ventaja a 62 kilómetros de la meta. Lo aguantó todo para vencer, hasta el ataque de Sylvain Chavanel. En 2013 ganó la Roma Máxima.