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El dueño de 'Cheers' jugó en el Cádiz C. F.

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En la barra de un bar desembocan millones de historias. En torno a una cerveza se han forjado cientos de mitos. También miles de anécdotas, algunas tan graciosas que desencajaron de la carcajada alguna que otra mandíbula. Todo esto ya lo demostró en su día 'Cheers´, aquella exitosa serie norteamericana de la década de los 80. Once temporadas y 26 premios Grammy dan cuenta de la acogida que tienen los enredos en los bares.

Telecinco rescata aquella comedia. En octubre emitirá una adaptación a la española. Aunque el escenario no sea una taberna jamonera, sino un pub irlandés, el perfil de los personajes se asemeja a las características de nuestro país. Sobretodo uno, el que interpretaba Ted Danson, antiguo pitcher de los Boston y propietario del establecimiento 'Cheers'.

El actor Alberto San Juan ('El otro lado de la cama', 'Periodistas') hará de Ted, o mejor dicho, de Nico. Un futbolista retirado que ha adquirido el local donde transcurre el serial. Nico militó en el Cádiz C.F. Además, lo convocó en más de una ocasión la selección española, solo que en aquellos partidos como internacional no llegó a disputar ni un minuto. Las mujeres, las fiestas y el alcohol se encargaron de acabar, de forma prematura, con lo que a priori sería una carrera deportiva cargada de éxitos.

Quizás por casualidad, quizás por intención, en Cádiz esta situación resulta cuanto menos familiar. Melena al viento, barba frondosa y un pundonor que abarcaba toda la banda derecha del estadio Carranza, Juan José Jiménez Collar existe y es más conocido como Sandokan, ídolo cadista del submarino amarillo en la década de los 80.

Antes de que el pelo engominado y los estéticos tatuajes invadieran los terrenos de juegos, el gaditano Sandokan formó parte de la generación más brillante que disfrutó la hinchada cadista.

Juan José compartía vestuario con una quinta que destacaba por su talento en el campo y su afición a las discotecas. Mágico González, Pepe Mejías, Chico Linares un elenco que aún hoy se recuerda por la Tacita.

La calidad y garra del lateral derecho no pasaron desapercibidas. La selección española llamó al jugador en cuatro ocasiones. Sin embargo, tuvo que conformarse con ver los partidos desde el banquillo. Cuentan que a aquel bohemio de cabellera poblada le apasionaba tanto la noche como el fútbol, por ello sus ingresos como futbolista no eludieron que currara como trabajador de Astillero, una vez retirado del deporte. Su nombre lo consagró sobre el césped. Su leyenda aún reposa sobre la barra de los bares.