Apenas unos metros separan el polígono de las calles de La Puebla de Cazalla
Apenas unos metros separan el polígono de las calles de La Puebla de Cazalla - J.L.M.
CAMPIÑA

Un polígono industrial, objeto de disputa entre La Puebla de Cazalla y Marchena

Empresarios de El Jardal, situado a pocos metros de La Puebla pero que depende de Marchena, distante a 15 kilómetros, denuncian problemas de seguridad y desatención en los servicios de recogida de basura y suministro de agua

LA PUEBLA DE CAZALLA Actualizado: Guardar
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Imagine que es usted vecino de La Puebla de Cazalla y que quiere montar una empresa en su localidad. Un taller, una imprenta, una herrería... Pequeñas y medianas empresas. Y elige, para poder montar su negocio, un local o una nave de las muchas que existen en el polígono industrial más cercano a su municipio. Pero en lugar de tener que realizar el papeleo en el Ayuntamiento de su pueblo, que ya es algo engorroso de por sí, se tiene que dirigir al vecino pueblo de Marchena, a más de 15 kilómetros, para realizar todo el papeleo. Y que tenga que pagar allí sus impuestos. Y arriesgarse a que no lleguen servicios básicos como limpieza y recogida de basuras, luz, agua o seguridad.

Ese es el pan de cada día de los trabajadores y empresarios que tienen sus negocios en el polígono industrial «El Jardal», oficialmente de Marchena, pero que está literalmente en la acera de enfrente con La Puebla de Cazalla. La imagen que publicamos está realizada entre las dos localidades.

Más de cuarenta empresas sufren esta situación, que viene dándose desde hace prácticamente un siglo (existe un acta municipal de un pleno del Ayuntamiento de La Puebla del 30 de junio de 1931 donde ya se trató de cambiar la municipalidad de esa zona), pero que en los últimos años se ha vuelto prácticamente insostenible.

«Es una situación bastante ridícula», se quejan algunos de los empresarios que, junto a Miguel Ángel Martín, delegado de Desarrollo Local del Ayuntamiento, han formado una comisión para tratar de buscar una solución definitiva al problema.

No es solo por facilitar los trámites burocráticos, sino para poder conseguir una serie de servicios básicos por los que están pagando, pero que no llegan. «Aquí nos tenemos que encargar nosotros de recoger la basura, limpiar las calles o de encontrar soluciones para tener agua o electricidad», lamentan estos empresarios. Este trabajo extra supone grandes pérdidas en la productividad, pues tienen que realizarlo en horario laboral, que puede incrementarse si tienen que desplazarse hasta Marchena para cualquier tipo de trámite.

Falta de seguridad

Aunque el servicio ausente más importante es el de la seguridad. «Si ocurre algún robo o cualquier tipo de delito, los únicos con potestad para poder actuar son los cuerpos de seguridad de Marchena», reconoce Miguel Ángel Martín. Los agentes de La Puebla solo podrían actuar como fuerza «disuasoria». Muchos empresarios han tenido que efectuar un importante desembolso en medidas que refuercen la seguridad de sus locales, como cámaras de vigilancia y grandes barreras para evitar atracos.

«Yo tengo a diez personas dadas de alta en mi taller, pagando nuestros impuestos y muchas tasas, y esto nos obliga a hacer gastos innecesarios e incoherentes», comenta resignado otro empresario. El movimiento de los trabajadores ha conseguido algunos avances, como el arreglo de varias farolas estropeadas o algo tan importante como la rotulación de las calles, pero todavía queda muchísimo por hacer.

Desde el Ayuntamiento de La Puebla están haciendo todo lo posible para que «El Jardal» pueda cambiar el término municipal desde Marchena a La Puebla de Cazalla, «aunque es algo que al principio nos va a reportar muchas pérdidas, porque ampliar la municipalidad, que es lo que queremos hacer, ampliará también la cantidad de problemas», reconoce Martín, quien también señaló que, aunque estaban tratando de ayudar a sus vecinos en todo lo que pudiesen, el Ayuntamiento de La Puebla «no puede justificar partidas económicas fuera de los límites del municipio», aunque estén al otro lado de la calle.

Una cuestión económica

«Lo peor de todo es que esto no tiene control ninguno», asegura un empresario morisco, «porque nadie va a venir a comprobar que una licencia concedida para un negocio se corresponda con lo que se está haciendo».

Para los empresarios, todo esto se reduce a una cuestión claramente económica. «El Ayuntamiento de Marchena tiene un filón aquí, con una entrada económica a base de impuestos y sin que suponga gastos, pero son empresas que no repercuten en la economía local de esa ciudad, porque ningún marchenero va a desplazarse 15 o 20 kilómetros para venir aquí», lamentan.

Ahora, la comisión tiene por delante varias soluciones, entre las que se incluye negociar con el Ayuntamiento de Marchena. Pero aseguran que «van a llegar hasta el final» para que el asunto se resuelva y los empresarios de «El Jardal» puedan desarrollar su actividad con normalidad.

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