Ramón Jáuregui: «No habrá amnistía, es inconstitucional, inconcebible»

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– Parece inminente la comparecencia del presidente del Gobierno ante el Congreso para comunicar la apertura del proceso negociador con ETA. ¿Qué va a significar?

–Yo pienso la comparecencia será en la última semana de junio. El significado es evidente, el Gobierno confirma que el cese de la violencia anunciado por ETA en marzo es real y comunica a los grupos parlamentarios que ha verificado que el cese es completo y que es su deseo iniciar contactos con ETA para el abandono definitivo de la violencia.

– ¿Cuál prevé que sea el desarrollo del proceso que entonces se abrirá?

– A partir de ahí lógicamente el Gobierno mantendrá un canal de comunicación con los grupos parlamentarios probablemente más discreto en la comisión de secretos oficiales.

– ¿Y cómo se va a negociar? ¿en una mesa, con qué dinámica, quiénes?

– Yo no lo sé. Sobre eso es mejor no especular. Me parece que se tratará de conversaciones que serán forzosamente discretas.

– ¿Cuántas generaciones de políticos, y periodistas, pueden pasar hasta que culmine el proceso?

– Bueno, yo espero que esta generación actual de políticos y periodistas vea el final.

– ¿Y qué prevé que haga Batasuna? ¿Renunciará a la violencia?

–Yo creo que esa es la condición sinequanon para que el proceso pueda llamarse tal. La renuncia a la violencia es la condición que todos los grupos políticos hemos cumplido para comparecer en la democracia y esa es también la exigencia que tiene Batasuna para jugar como partido político

– Muchos se preguntan si habrá amnistía.

– No, es inconstitucional, es inconcebible.

– ¿Y qué va a pasar con los presos?

–Hombre, yo creo que cuando ya haya desaparecido la violencia la sociedad española comprenderá y compartirá la necesidad de la reinserción de los presos.

– Se sueña con una «entrega de armas», pero ¿tal cosa es posible?

– Eso es un eufemismo. Lo que se llama «la entrega de las armas» es una manera distinta de llamar al cese definitivo de la violencia. A mí no me parece importante una foto entregando las armas como la que, por ejemplo, se acaba de producir con los paramilitares colombianos, yo no creo que eso suceda. Para mí lo fundamental es que constatemos tres cosas: a, que abandonan la violencia; b, que se disuelven y c, que participan en la democracia.

– ¿Cuándo se inicia el proceso que lleva a la declaración de tregua?

–Yo calculo que fue en el verano del 2004 y desde luego no puedo situarlo desde el punto de vista de ETA porque no lo conozco, pero desde el punto de vista de Batasuna se inicia en el mitin de Anoeta de otoño del año 2004.

– ¿Y qué lleva a ETA a dar este paso?

– Varias razones. La primera y probablemente fundamental, que su ofensiva terrorista de 2000, después de Lizarra, fracasó, porque su aparato terrorista ha sido desarticulado en Francia y en España. En segundo lugar el hecho de que el IRA ha desaparecido ya, que ETA es «el último mohicano» de los movimientos terroristas de finales del siglo XX. En tercer lugar el 11–M que, digamos, confunde a ETA y la contamina, por así decirlo, de un terrorismo masivo y de otro carácter ideológico, y probablemente también el efecto o los efectos de la acción judicial ilegal contra el entramado político de ETA. Y por último la sociedad vasca, literalmente harta de su existencia, de la existencia de ETA.

– ¿Porqué la mayoría de los agentes sociales y políticos vascos creéis que esta vez va en serio?

– Porque lo vemos más cerca, porque lo palpamos en nuestro entorno y yo diría también porque el pueblo vasco es más conocedor, es más sabio sobre lo que está ocurriendo y sabe que en esta ocasión la propuesta de fin de violencia viene de ellos, ha surgido de ellos no de ninguna coyuntura más o menos tramposa.

– Muchas incertidumbres se ciernen sobre la situación. ¿Cree que el presidente Zapatero tiene una estrategia diseñada, o que su actuación se adaptará a las evoluciones de la negociación?

– Zapatero tiene una información mucha más rigurosa que nadie, tiene más información y además es más exacta de lo que pasa y la tiene más que nadie porque es el presidente del Gobierno y yo creo que además tiene un esquema mucho más elaborado de lo que algunos piensan.

– ¿Hasta dónde se estaría dispuesto a ceder? ¿Qué precio habría que pagar?

– El precio es que entren en la democracia, lo que la democracia les ofrece es la generosidad de admitirlos en el juego democrático para que puedan defender sus aspiraciones en igualdad de condiciones que los demás. Esa es la oferta y ese es el límite, no hay más precio.

– ¿Qué papel corresponde a las víctimas?

– Las víctimas merecen siempre el respeto, en primer lugar. En segundo lugar su memoria, sobre todo la memoria de la razón por la que murieron, por la que les fue arrebatada la vida, es la que tiene que presidir cualquier diálogo con las víctimas, pero también las víctimas tienen que saber que el Gobierno, que representa a todos, no sólo a las víctimas, sino a todos, tiene que trabajar para que no haya más víctimas.

– ¿La estrategia de la AVT qué le parece?

– ¿Honradamente? Antigubernamental, yo creo que en una opción partidista… la del PP.

– Y una pregunta personal, aunque conozco su resistencia a entrar en este terreno: ¿Cómo actuar sin odio ni venganza, con esperanza, como usted mismo dice, después de haber asistido a tantos funerales, de haber visto a tantos amigos muertos y a tantas familias queridas destrozadas, de haber sido incluso personalmente perseguido?

– Porque el sentimiento más fuerte en este momento es la esperanza de que no haya más víctimas, porque el saber lo mucho que hemos sufrido tiene que animarnos a desear que todo acabe. Esa es la razón de un sentimiento que en parte es generoso, pero que corresponde también a alguien que quiere representar al conjunto de la ciudadanía, no sólo a sí mismo ni a sus sentimientos.

– ¿Habrá en la sociedad vasca en algún momento un proceso de catarsis, no encuentro la palabra, una toma de conciencia o algún tipo de recapitulación o de confesión?

– Yo pienso que la sociedad vasca tiene mucho por lo que auto–criticarse. Espero, deseo que nuestros hijos, que las nuevas generaciones de vascos se pregunten o nos pregunten a sus mayores: «¿Cómo pudísteis consentirlo?». Yo pienso que esa será una mirada franca, honesta y sincera de las nuevas generaciones que tendremos que afrontar, porque la sociedad vasca es en gran parte también muy responsable de todo lo que ha pasado.

– ¿Qué está sucediendo en el PNV?

– En el PNV hay, como siempre, dos almas. Una posición más prisionera de los acuerdos de Lizarra y del plan Ibarretxe, el sector que encabeza Eguibar, que busca un entendimiento con Batasuna y que desea una salida política en términos nacionalistas al fin de la violencia. Y hay también una corriente, que es la que encabeza Josu Jon Imaz, yo creo que más comprometida con los valores democráticos, con una química personal de entendimiento con Zapatero, favorable a resolver el asunto en este momento, pero en términos democráticos.

– ¿Y la situación en el PSE? ¿Cómo valora la crisis interna?

– Ha habido personas que se han quedado un poco enclavadas en el discurso del año 2001, del frente PP–PSOE contra el nacionalismo y contra ETA, en un contexto en el que aquello fue explicable por las derivadas del pacto de Lizarra y de la ofensiva terrorista de ETA del 2000. Yo pienso que eso ha sido superado por la realidad. Estamos en otro contexto y el conjunto del PSE está de acuerdo con Patxi López, sin dudas. No hay fisuras.

– ¿Qué papel corresponde a la Justicia en este momento? Porque eso del contexto…

– La Justicia siempre tiene que aplicar la ley. Es verdad que en este momento la ley concebida para un tiempo de represión y de resistencia a la ofensiva terrorista debe quizás aplicarse teniendo en cuenta que hay un contexto nuevo, un contexto de abandono de la violencia, de cese de la violencia que queremos que sea definitivo y en ese sentido no es atacar a la independencia del Poder Judicial decir que hay que tenerlo en cuenta a la hora de aplicar las leyes, porque eso está precisamente en las leyes en el artículo tercero del Código Civil.

– Otro factor es la estrategia de los medios informativos ¿Qué le parece el actual posicionamiento de los grupos de comunicación?

– A mí me preocupa, porque hay algunos medios de comunicación claramente empeñados en atar de pies y manos al Gobierno, en desestabilizar su maniobrabilidad y sobre todo en sembrar la sospecha y la cizaña sobre la buena fe de este fin tan ambicioso que es conseguir la paz, la buena fe del presidente del Gobierno en este proyecto. Respeto la democracia, porque tiene que ser así, pero sinceramente, en perspectiva histórica, creo que algunos se arrepentirán en lo que están haciendo y diciendo en este momento.

– Esta noche sabremos los resultados del referéndum del ‘Estatut’, en cuya elaboración ha tenido usted una destacada participación. ¿Qué espera?

– Espero un buen resultado, espero más de un 55% de participación y entre un 65% y un 70% de «sí» y eso es un magnífico resultado.

– Y a partir de ahora ¿qué va a pasar?

– A partir de ahora vamos a aprobar el Estatuto de Andalucía porque ese es el siguiente estatuto que tenemos pendiente, y que estará antes de Navidades. En este otoño seguramente encauzaremos también las reformas de Baleares y de Aragón. En la política territorial España no se rompe, España se fortalece con una nueva generación de autogobierno o de estatuto si se quiere llamar así. Lo que estamos haciendo es una cosa razonable, necesaria y en el marco del modelo autonómico constitucional.

– ¿No hay riesgo para la unidad de España?

–España es mucho más fuerte de lo que algunos creen. La España de verdad del siglo XXI es una España que reconoce la diversidad, que acepta el autogobierno de sus nacionalidades y de sus regiones y que se hace más unitaria y más plural precisamente reconociendo esa diversidad. Los que quieren defender, digamos, la España esencialista del siglo XIX y del siglo XX, negadora de su pluralidad y de sus identidades, hacen daño a la idea de España. Yo creo que España se hace así como la estamos haciendo y creo que en el 78 se inició una etapa extraordinariamente positiva de construir una identidad española que es la identidad de su pluralidad.

– Usted, que protagonizó la transición, ¿cómo ve el actual momento político? Algunos compañeros de aventuras parece que no se han sabido adaptar, ‘aggiornar’.

– Sí, yo pienso que la transición la hicimos muy bien, pero ya está hecha. Ahora ya somos un país que no tiene riesgos, que ha construido un suelo democrático y que tiene libertad de juego político como para que estemos poniendo en peligro nada cuando defendemos unas cosas u otras. A mí lo que más preocupa del momento actual es la inexistencia de una derecha más tolerante, más comprensiva, más moderna, más comprometida con Europa, con los valores de la democracia. Yo pienso que hay demasiada agresividad en la derecha del PP y que la tensión y la irritación que se está viviendo en nuestro país, en el fondo, procede de una profunda intolerancia en su cultura democrática.

– Se le recuerda como dirigente de la corriente ‘Cristianos por el socialismo’ ¿Tiene sentido ahora?

– Yo sigo pensando que el socialismo tiene que renovarse, digamos, encontrando en el cristianismo progresista coincidencia de valores y en cierto modo también de aspiraciones. En ese sentido, siempre he dicho que es una anomalía de nuestra historia que el cristianismo progresista haya vivido tan despaldas al socialismo, y el socialismo o el PSOE tan despaldas a las corrientes más progresistas, más socialistas del cristianismo, por eso siempre recomendé al partido que, al igual que otros partidos socialistas europeos, recuperara esa tradición y tendiera puentes con ese mundo. Sigo pensando que esos puentes son necesarios.