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«Me voy porque aquí es imposible vivir»

Un vecino de El Puerto «huye» de la ciudad ante la visita de los motero José Peña también ha denunciado al Ayuntamiento por permitir la 'Motorada'

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José Peña lleva años enzarzado en una lucha particular y diaria contra la Motorada en El Puerto. Según cuenta entre multitud de papeles y fotografías, su objetivo no es otro que el de «poder vivir tranquilo». Su casa, en la calle Compositor Manuel Caballero, justo al lado de la Ribera del Río, ha sido durante años un nido de concentración motera. Este año, como ya ha hecho otros anteriores, se marchará porque, como él mismo subraya, «aquí no podemos estar cuando llegan ellos». Un empresario, cuyo nombre prefiere mantener en el anonimato, le ha pagado su estancia y la de toda su familia en un hotel de Benaocaz. «Salimos mañana por la tarde y no volveremos hasta que pase todo esto», cuenta.

También de otro bloque partían ayer mismo a primera hora un matrimonio con su hija pequeña de seis meses. «Decían que la niña no iba a poder dormir esos tres días y han preferido llevársela lejos. Ellos se han ido a Grazalema». Peña, jubilado, casado y sin hijos, repite una y otra vez la «irresponsabilidad» de las administraciones por permitir un evento como la Motorada. «Dios quiera que no muera nadie». José Peña sabe lo que dice. Han sido muchos años tras la ventana de su habitación viendo como algunos moteros desafiaban a la suerte del asfalto haciendo peligrosas acrobacias y caballitos sobre sus veloces máquinas.

«Aquí hay muchas personas mayores y algunas muy enfermas para que permitan esto», lamenta Peña. Según relata, su lucha comenzó en el año 92. «Esto era insoportable y por mucho que decíamos nadie nos hacía caso». Ahora, de la mano de la Plataforma nacional contra el ruido y de sus abogados especializados en delitos contra el Medio Ambiente, este jubilado portuense dedica casi por entero su tiempo a «demostrar que esto no se puede permitir».

José Peña enseña los informes médicos que prueban que, en estos años, ha sufrido una grave depresión, y problemas de ansiedad y audición.

«A ellos les dan la libertad para tres días mientras que somos el resto de ciudadanos los que pagamos los impuestos», lamenta. Para este y otros vecinos de la zona, el alcalde «debería de poner remedio de una vez a todo esto». No confían «en absoluto» en el nuevo plan de tráfico que el Ayuntamiento ha ideado para este año. Las motos no podrán a acceder a su calle ni a otras vías del centro de la ciudad. Aún así, Peña no se quedará para verlo con sus propios ojos. Para seguir con su lucha, ha contratado los servicios de un cámara de televisión que será quien le ceda el testigo de todo lo que ocurra en su barrio.

«Esperemos que no pase nada», reza este vecino de Bajamar. Peña asegura que seguirá en su lucha hasta que alguien garantice que, eventos como la Motorada, no vulnerarán sus «derechos como ciudadano».