La Voz - EL APUNTE

La soledad del alcalde perseguido

A su enfrentamiento con el PSOE, José María González añade ahora una acusación de complot contra Ciudadanos y PP

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Ha pasado más de medio año, más de siete meses, tiempo suficiente. Y el alcalde de Cádiz, José María González Santos, no ha sido capaz de interpretar el resultado de las elecciones municipales de mayo de 2015. Ni el regidor, ni sus ediles, ni los concejales de Ganemos Cádiz en Común, ni sus asesores e ideólogos. Tanto tiempo después, mantienen el mismo discurso de aquella primera asamblea eufórica en la que, además de autoproclamarse ganadores de las elecciones, –que no lo fueron– los simpatizantes y líderes de podemos reclamaban la Alcaldía sin condiciones, sin matices, lanzando ataques y reproches al resto de formaciones políticas. Tanto tiempo después, no han avanzado un milímetro en la interpretación. El actual alcalde consiguió el bastón de mando gracias al PSOE pero no ha dejado de atacar a ese partido, a sus representantes municipales, ni una semana desde las elecciones.

Achaca todas las torpezas, los retrasos, la falta de ideas y gestión a la presunta deslealtad socialista.

Por lo visto, Podemos entiende en Cádiz que los socialistas –a los que atacan sistemáticamente– deben apoyarles por decreto. Lejos de aprender la lección y por seguir culpando de todo al empedrado, José María González y su gobierno han ampliado el campo de acción. Ahora acusan a Ciudadanos y al PP de aliarse con los socialistas para formar una pinza muy curiosa porque tiene tres brazos. El mundo les persigue, nadie les entiende, la naturaleza entera se confabula contra el cambio que representan pero que son incapaces de contar y aplicar. Atacan a todos y se quejan de que nadie les apoya. Llevan los debates sin cerrar ni acordar a las sesiones plenarias y se enfurruñan cuando se los tumban. Han perdido todos los pulsos y sin incapaces de mirarse el brazo. Todo lo achacan a los demás, a lo externo. Todos les tienen manía. Les persiguen. Oyen voces.

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