Fernando Sicre - OPINIÓN

La paz social

El cura, como buen cristiano, extiende el beneficio de la paz para todos antes de dar la comunión: «que la paz del Señor sea con todos nosotros»

Fernando Sicre
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El cura, como buen cristiano, extiende el beneficio de la paz para todos antes de dar la comunión: «que la paz del Señor sea con todos nosotros». Lo enuncia sin distingo alguno, adquiere eficacia general para todos los congregados. La liturgia católica se ha democratizado, porque es para todos. Todo lo contrario de lo que hace la Junta de Andalucía. Ella transmite y otorga la paz a quien le viene literalmente en ganas. Es otra forma de paz, llamada social, pero paz sin duda alguna. El Parlamento andaluz aprobó una norma para bendecir con la paz a quien al gobierno andaluz de turno le viniese en ganas. En el sumario, las palabras de uno de los consejeros de Empleo lo atestiguan: «se aportaron y se dispusieron de los fondos necesarios para viabilizar la paz social».

La paz social es necesaria, es un don que debe imperar en cualquier sociedad, pero ni se compra ni se vende. Y menos aún, se justifica sobre la base de un «proyecto técnico de encomienda de gestión», en el que se solicita la adscripción de ingentes cantidades de dinero para conformar el llamado ‘fondo de reptiles’ desde el que el poder pueda hacer frente a los expedientes de regulación de empleo que se decidan, porque no son todos los que son. ¿Y de todos los que son, por qué solo se intervenían unos cuantos? ¿Quién o quienes deciden cuales se intervenían, pagando esas cantidades que se les negaba a otros? ¿Por qué se diseñó un procedimiento que burlaba todos los controles, posibilitando ir a su costa a «colocarse de cocaína, de ging tonic o irse de putas». Esa es la cuestión objeto de debate y por ello en Andalucía, la paz social no es para todos nosotros, sino para los que los sindicatos mayoritarios en connivencia con la Junta de Andalucía decidieron. De ahí que cuando escucho paz social y concertación en Andalucía, me echo a temblar y para calmarme me tomo una copa de manzanilla de Sanlúcar, que pago como buen cristiano y ciudadano.

No solo de la paz social comprada y vendida se vive aquí. Los andaluces hemos conseguido poner el foco de la imitación al alcance de todos. Lo hemos conseguido. Ya somos exportadores netos. El antiguo Empleo Comunitario, después PER y ahora AEPSA, criticado por el resto de España y mimado en Andalucía, no sólo no desapareció de nuestras vidas, sino que fue objeto de exportación al resto del Estado, como una de las múltiples ocurrencias de ZP. El Plan ‘E’ ¿que era si no un PER adecuado a las nuevas circunstancias, pero con efectos en toda España? ZPedro, apellidado Sánchez, que le va a la zaga a ZP, propone como reclamo electoral la contratación de 200.000 personas por la Administración Pública, pero sin decir para qué y cómo va a gestionar el déficit público adicional que la medida supondría. Pero, sobre todo, nada dice cómo va gestionar las situaciones de agravio comparativo que la medida terminaría produciendo.

El PER ha dejado de ser típico producto andaluz, como el sol de Andalucía que se embotella. La compra-venta de la paz social ha cruzado nuestras fronteras. En la arcadia catalana, el convergente Trías es investigado por la Fiscalía por un presunto delito de malversación de dinero público. Pagó el alquiler de un lugar previamente ocupado, para evitar su desalojo en plena campaña electoral de 2015. Compró la paz social con dinero de usted y mío. Y nunca mejor dicho, porque todas las administraciones catalanas financian su bancarrota con cargo al Estado. Cataluña es lo más parecido ahora a Bangladesh y Nigeria. Solo que ambas, obtienen mejor rating por Moody’s. Debe ser que el paraíso terrenal, la arcadia feliz… Alicia en el País de las Maravillas, era ciudadana de ésta parte del mundo: el Tercero y su lugar de paseo las Ramblas con Colón al fondo. Dicen que desde allí, entre el paseo y el puerto, el «insigne catalán» otea el futuro de la ciudad que le vio nacer…

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