Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizOpinión
Teófila Martínez - CONCEJALA Y DIPUTADA NACIONAL DEL PP

Aviso a navegantes

Como alcaldesa tuve siempre claro que es el criterio técnico el que debe fundamentar una decisión política

Actualizado:

Más ilustrados arquitectos que esta modesta arquitecta técnica y exalcaldesa que firma lo han escrito antes y -seguramente- mejor que yo: el edificio de la Escuela Náutica que durante años se dedicara frente a La Caleta a la formación de los navegantes gaditanos, españoles, marroquíes… es un edificio singular que merece toda la protección posible.

Como alcaldesa tuve siempre claro que es el criterio técnico el que debe fundamentar una decisión política que, invariablemente, debe estar acorde al anterior, y también siempre debe velar por el mejor interés de la ciudad a la que se sirve. Por eso fue decisivo el informe de los técnicos municipales que denegaba la ruina económica que para el edificio de Náutica pretendía la Junta de Andalucía.

Lo que no consiguieron esos técnicos municipales -cuya profesionalidad y entrega jamás me cansaré de reconocer- ni esta alcaldesa, fue convencer a una administración pública que era su deber, como el de cualquier propietario, conservar en las mejores condiciones sus edificios. Y de esta forma hemos visto como desde 2008, hace ya ocho años, el edificio de Náutica se deja al pairo de la desidia y el abandono.

No ha sido la primera vez que la Junta de Andalucía abandona un edificio en Cádiz para reclamar años más tarde su derribo por el mal estado que ha provocado ese mismo abandono. Miren si no el Olivillo, 25 años de cierre y silencio que no han sido suficientes tampoco para conseguir otro injusto derribo. Luego no hay más que recurrir al siempre socorrido argumento de la falta de recursos que -ni en los peores años de la crisis económica que ahora parece empezar a remitir- fue utilizado por el gobierno que tuve el honor de presidir para hacer dejación de nuestras obligaciones.

Paradojas de la vida, o mejor dicho de la política (de la mala política) fue ver como los que abandonaban ese magnífico edificio de Náutica a su suerte se rasgaban las vestiduras por el supuesto atentado que iba a suponer tener frente a La Caleta, en el paseo de Antonio Burgos, una terraza donde tomarte un café o una cerveza. ¿Dónde se habrá visto, una terraza en un paseo marítimo? ¡Qué locura! Ahora -a algunos- no hay quien los levante de la mesa de esa misma terraza. Y yo que me alegro.

La desestimación judicial del recurso de la Junta de Andalucía ante nuestra negativa a declarar la ruina de Náutica ha sido un reconocimiento a ese trabajo de los técnicos y al empeño de unos hombres y mujeres que -modestamente pero de manera decidida- no quisimos perder este emblema de un patrimonio que siempre intentamos cuidar.

Pero quisiera acabar dando un ‘aviso a navegantes’: a los que se formaron en la Escuela de Náutica y a los que navegan por el mar del amor y el cuidado a esta ciudad; ocho, diez, doce años de abandono de un edificio termina por arruinar a la más robusta de las construcciones… No creo que el actual Ayuntamiento deba permitir bajo ningún concepto que eso pase con Náutica