Un afortunado descenso

n una época en la que las imágenes y los números parecen serlo todo, provoca pudor celebrar un descenso pero algunos pueden ser positivos. La masiva jornada del sábado en el Carnaval de Cádiz parece recuperar proporciones más agradables. Varios de los índices que maneja el Ayuntamiento para cuantificar el número de visitantes ocasionales durante esas doce horas de invasión pacífica coinciden en señalar que este año ha venido menos gente. O ha venido mejor. La cantidad de basura recogida ha registrado un notable decrecimiento (25 toneladas menos) y los autobuses llegados no fueron los de otros años, hasta el punto de que uno de los aparcamientos provisionales previstos se quedó sin utilizar. Las intoxicaciones etílicas atendidas también fueron menos. Como las denuncias y los incidentes violentos (todos menores, ninguno de gravedad). Los atascos (el sábado) también brillaron por su ausencia. En resumen, menos problemas, menos gente, más diversión, más fiesta. Eso parecen señalar unas cifras que, en cualquier caso, resultan orientativas. Las campañas del Ayuntamiento y los llamamientos de muchos autores, aficionados y vecinos parecen calar. El gran botellón, la noche del exceso juvenil (que ha existido y existirá siempre en todas las celebraciones del mundo) pierde peso y la copla gana terreno, gana sosiego. Si esa sensación es cierta, si la comparten muchos de los que han vivido este fin de semana en las calles, habrá que convenir que el descenso de visitas es afortunado. Locales y hoteles siguen llenos, así que no parece que haya motivo de lamento.