La demagogia del alquiler justo acaba en injusticia

El programa municipal causa graves perjuicios a los arrendadores y acaba en fomento de la okupación

La Voz de Cádiz

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El programa de «alquiler social» o «alquiler justo» nacía hace ya siete años (nada más llegar Anticapitalistas al Gobierno local) con la connivencia constante del PSOE. Prometía buscar techo para los que habían quedado en la calle, víctimas de la pobreza o el desahucio. Asuntos Sociales, 'grosso modo', pagaría dos tercios de la mensualidad y los inquilinos, el restante. Como siempre sucede con estos gestores (?) políticos de por medio, la medida nacía con un prejuicio ideológico, con una etiqueta reduccionista, acomplejada y rencorosa: los propietarios de viviendas, los arrendadores, son unos burgueses explotadores y ávaros que frenan el acceso a la vivienda y sólo buscan multiplicar su lucro personal. El tópico del logotipo del Monopoly que aplican a cualquier medida que tomen. Resulta que casos como el de la calle Navas, en la capital gaditana, demuestran que hay muchas personas humildes que se convierten en arrendadores para sobrevivir también y que este programa, con el Ayuntamiento al frente, las ha dejado tiradas. Ni los inquilinos pagaban, ni la administración municipal cumplía. El resultado es que el propietario pierde miles de euros, meses enteros y se encuentra con el piso destrozado cuando es fruto, como suele suceder, de una especie de okupación por parte de personas que convierten la vivienda en un infierno para los vecinos, incluso en un punto de venta de drogas.

La experiencia y los hechos demuestran que no hay varitas mágicas para solucionar el drama de la vivienda que asola a miles de personas en Andalucía. Por más que los practicantes de la demagogia populista lo resuman todo a «ni gente sin casa ni casa sin gente». Desgraciadamente, los dramas humanos no son tan simples como ellos. Sin embargo, Kichi y su equipo han utilizado este conflicto como bandera de su política propagandística. Una cosa es la voluntad que se expresa en los mítines y las asambleas. Otra muy distinta, la realidad a la hora de gobernar. Ahora resulta que los programas de «alquiler justo» son una injusticia flagrante. Con el agravante de la simpatía, en forma de inacción y comprensión, para los que okupan viviendas. No hay más que recordar el precedente vivido hasta hace pocos meses en la avenida de Portugal de la capital gaditana, con un edificio entero convertido en foco de bronca y temor crónicos para los vecinos de la zona.

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