El Apunte

El comercio se asfixia

Los primeros indicios de recesión se ceban con locales como las panaderías, incapaces de soportar esas facturas

La Voz de Cádiz

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Cada vez son más los augurios, de expertos, de especialistas, de representantes de diversos colectivos, que hablan de unos meses venideros marcados por la desesperación y las malas noticias en lo económico. La pandemia y su cese inaudito de actividad apenas habían empezado a remitir cuando un conflicto bélico en suelo europeo –algo desconocido desde los años 90 en los Balcanes– ha dinamitado el mercado de la energía eléctrica, del petróleo y los suministros de todo tipo de materiales. La inflación ha llegado a los dos dígitos, algo también inaudito en más de tres décadas en España y la capacidad de gasto de las familias se ha derrumbado en cuestión de semanas. Lo que llaman poder adquisitivo: lo que se puede comprar con el mismo dinero. Si hace seis meses eran seis tomates, ahora, con las mismas monedas, apenas llega para más de uno. Es tan simple como real. Entre los primeros afectados están siempre las empresas y autónomos que, impotentes, ven como sus negocios arrojan números rojos. El pago de las facturas, especialmente la eléctrica, se hace inabordable. El Gobierno de Pedro Sánchez y ayuntamientos como el de Cádiz –con un suministro de los más costosos de España por pura torpeza gestora– son incapaces de ofrecer medidas paliativas. El resultado es que ya se anuncian cierres. Empiezan a caer las barajas. En algunos sectores, como la panadería, el daño es especialmente grave y precoz. Son necesarias medidas de ayuda para esos autónomos y comerciantes, para hosteleros y hoteleros que no tienen buenas sensaciones sobre lo que viene en este otoño, en el invierno posterior y en todo 2023. Parecen demasiado lejanos los primeros 'brotes verdes' para atravesar tantos meses a pulmón, sin ningún tipo de suplemento ni auxilio. En la calle, donde hace pocas semanas la gente abarrotaba los locales con muchas ganas de disfrutar, se nota que el consumo se derrumba y el pesimismo se dispara. El verano funcionó pero tuvo un tono de canto del cisne que empieza a tomar forma. Toda la provincia de Cádiz se llenó de turistas, situándola a la cabeza de los ránkings de viajeros a nivel nacional pero cuesta pensar que vaya a repetirse el próximo. Ya está sembrada la desesperanza y las buenas palabras de un Ejecutivo derrochador en Madrid no servirán para frenarla. Es imprescindible que la máquina económica sea engrasada para que se mantenga en marcha y, cuando amaine la tormenta bélica y energética, pueda recuperar el ritmo. Solo así podrá dar empleo. La rueda que no puede parar y muchos ciudadanos necesitan ayuda. Ya.

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