Es su problema

No hay enemigo exterior, todo depende de la propia Cataluña

Luis Ventoso

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ES difícil volverse famoso disertando sobre economía, y más si se hace con conocimiento académico. Probablemente el economista más mediático y multimedia hoy en España sea el profesor José María Gay de Liébana, un barcelonés de 1953, doctor en Economía y Derecho, auditor y autor de interesantes publicaciones. Afable y ameno, el profesor Gay es el Phileas Fogg de nuestra divulgación económica, un viajero infatigable, siempre de congreso en plató, de estudio de radio en cumbre empresarial. Un ejemplo, como tantos otros, de catalán valioso al que Madrid y el resto de las regiones españolas han abierto sus puertas de par en par. Muchas barreras no debe poner el pérfido «Madrit» a los catalanes cuando reinan en sus mañanas televisivas, dirigen periódicos madrileños o presentan programas radiofónicos de gran eco desde la capital. Sé que Forcadell, Junqueras y el holograma de Flandes jamás mienten, pero me estrujo las meninges y no acabo de descubrir en qué ha perjudicado a Cataluña formar parte de un país donde siempre fue piedra angular.

Tenenemos al profesor Gay por uno de los nuestros, un español cabal y moderado, un estudioso que habla con conocimiento. Pero ayer leí un artículo suyo sobre el jaleo separatista y me apena decir que me decepcionó. En su pieza el profesor aboga por el regreso del «nacionalismo moderado» (nacionalismo al fin). Lamenta también los daños que ha provocado el conflicto, pero según su equidistante diagnóstico este delirio es culpa a partes iguales de «nacionalistas exaltados» y «centralismos impermeables e insensibles». También se queja de aquellos que imponen la ley a la política, en alusión no explícita al Gobierno y al 155. Mucho me temo que el profesor no acierta esta vez en su análisis e incurre en un error endémico en Cataluña: culpar de los propios problemas a un quimérico enemigo exterior . No, profesor, no ha existido ni existe ningún «centralismo impermeable» ni «insensible». Salvo el País Vasco con el cuponazo foral, no hay comunidad española que haya disfrutado de mejor trato y más atención que Cataluña (por ejemplo, la financiación autonómica se ha dibujado siempre a su medida, la última con Mas y Zapatero). También es un enigma que padeciendo un centralismo tan férreo la Generalitat lograse armar sus célebres estructuras de Estado, acogotase a los catalanes que se sienten españoles, convirtiese TV3 en una fábrica de separatismo, utilizase las aulas para inculcar el odio a España, montase una red planetaria de embajadas y finalmente declarase a la brava la independencia.

Hoy es un día muy importante. Digamos la verdad, sincerémonos: los catalanes son los únicos que pueden arreglar el problema catalán , que es exclusivamente suyo, pues ellos lo han creado, alimentado y tolerado. Les toca elegir entre su autogobierno en la democracia española o una chaladura supremacista que solo propone cerrazón, ruina y odio al vecino. Así que, por favor, menos conjuras exteriores, menos milongas equidistantes y den boleta en las urnas al golpismo.

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