Editorial ABC

Un cheque en blanco para Macron

El país le ha dado un libertad absoluta a alguien que hace menos de dos años era una personalidad apenas conocida y ha enviado al desván a los partidos que han gestionado alternativamente

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En la vida política de los países democráticos europeos no hay un precedente a lo que ha sucedido en Francia. El país le ha dado un cheque en blanco a Emmanuel Macron, alguien que hace menos de dos años era una personalidad apenas conocida y ha enviado al desván a los partidos que han gestionado alternativamente la V República. Después de su holgada victoria en las presidenciales, la segunda vuelta de las elecciones legislativas de ayer le ha dado una mayoría absoluta al partido que ha sido creado en torno a su figura política.

El país que debe gobernar Macron necesita en efecto una renovación profunda, porque los gobiernos que se han sucedido en las últimas dos décadas no han logrado poner en marcha reformas de calado.

También la Unión Europea necesita una Francia en plena forma, sobre todo en estos extraños tiempos empañados por el Brexit. La máquina comunitaria está solo pendiente de las elecciones en Alemania para empezar a acelerar en torno al núcleo que forman los principales países, entre los que está España. Macron tiene todos los instrumentos necesarios para llevar a cabo esta tarea histórica tan importante para todos.

El problema es que hasta ahora ha explicado pocas cosas de lo que piensa hacer en concreto y que es posible que los franceses hayan creído por eso mismo que es capaz de hacer milagros. Las reformas indoloras no existen y menos en un país tan adicto al poder omnímodo del Estado como es Francia. El nuevo presidente tiene una gran oportunidad, pero que no durará los cinco años de su mandato. Debe lanzar cuanto antes las medidas liberalizadoras que Francia necesita, o de lo contrario sus planes acabarán igual que los de sus predecesores.

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