La confusión del Gobierno aumenta

El Gobierno dio ayer un paso más en su confusa política de comunicación al confirmar que España no se encuentra en la «fase de desescalada» del coronavirus, sino en plena etapa de confinamiento. Esto contrasta con la irresponsable euforia generada días atrás por medios de comunicación afines al Gobierno, y por la propia ministra portavoz del Ejecutivo, cuando dieron por hecho que desde el 26 de abril los españoles podrían empezar a recuperar cierta normalidad vital. Pocas horas después de aquello María Jesús Montero fue desautorizada, lo que revela el preocupante grado de ambigüedad que sigue definiendo al Gobierno. La razón es muy simple: se sigue improvisando. Y tan es así, que ayer fue Illa quien dio instrucciones concretas sobre la utilidad de las mascarillas de protección en el transporte público, cuando ni hace siquiera dos semanas que restó toda relevancia a esa medida.

Lamentablemente, el Gobierno de Sánchez da palos de ciego por más que empiecen a ser esperanzadores los datos oficiales de contagiados y fallecidos. Lo cierto es que la curva nunca decae con nitidez y que el calendario real de la «normalización» siempre deja en evidencia a los ministros que se apresuran a acabar prematuramente con el virus. Sin embargo, ni siquiera esa negligencia es óbice para que Sánchez siga cultivando el cinismo de ofrecer unos Pactos de La Moncloa que no desea. Sus insultos constantes a la oposición le delatan, y la negativa de sus socios de gobierno a pactar demuestra que Sánchez solo ha diseñado una burda operación cosmética para tratar de recuperar crédito social. Lo demás siguen siendo horas y horas de monólogos monclovitas en ruedas de prensa inservibles.