CUADERNO DE VIAJE

Falsos profetas

Lo bueno de los falsos profetas es que no se tarda demasiado en detectarlos. Lo malo es la factura que dejan cuando se van

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Los griegos tienen cita con las urnas mañana. En las anteriores elecciones, en enero, los treinta y tres clanes de la izquierda rupturista gallega se peleaban por salir en una foto con Tsipras, y Beiras alardeaba de haber conseguido traerle a un mitin en Santiago para las europeas. Pero hoy nadie se quiere acordar de haberle conocido. En la caverna ya le han buscado recambio. Un británico, Jeremy Corbyn, que durará tanto como tarde en empotrarse con la realidad y percatarse de que la voluntad humana no es capaz de vencer a las leyes de la física. En Santiago y en La Coruña han bastado tres meses, los cien primeros días de gobierno, para desenmascarar a los falsos profetas locales.

Es paradigmático el caso herculino, donde no han sido capaces de aprobar en este tiempo una modificación de crédito de poco más de cuatro millones.

Los mismos que auparon a Ferreiro a María Pita, lo dejaron solo, primero en agosto aduciendo que no había negociado con ellos, y esta semana de nuevo, ahora sin siquiera molestarse en buscar una excusa verosímil, enredándose en una partida de 30.000 euros. Con este precedente, pensar que entre todos ellos van a ser capaces de sacar adelante los próximos cuatro presupuestos anuales de la ciudad parece quimérico.

En Santiago van ya por tres plenos, los dos primeros para cuestiones organizativas y el último ordinario. Lo notable aquí es la intensidad de la acción del gobierno. Han fijado los festivos locales del próximo año y han presentado una moción sobre refugiados. Con una agenda tan densa es normal que se les haya pasado sacar a concurso la gestión de los comedores escolares, o también de dos escuelas infantiles en las que prorrogaron el contrato con una empresa sancionada el curso pasado tras multitud de quejas. Con tal frenesí, ¿cómo iba encontrar tiempo Noriega para asistir a actos institucionales como la entrega de las Medallas de Galicia?

Además, todos andan liados en la gestación de la Marea para las generales. ¿Cómo se van a ocupar de minucias como gestionar su ciudad? ¿O creen que es fácil poner de acuerdo a todos los clanes para elegir nuevo Mesías?

Lo bueno de los falsos profetas es que no se tarda demasiado en detectarlos. Lo malo es la factura que dejan cuando se van.

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