no somos nadie

Al tajo

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Aquí de nuevo tras unas vacaciones periodísticas tan largas como un ere desenfadado. El verano ha sido tan loco y caluroso a rachas que, desde Castilla y León -donde no pasa nada o muy poco-, uno vuelve al tajo pensando en aquel cínico de Groucho Marx, que era político en ejercicio. El pavo se sentía absolutamente feliz en su matrimonio morganático -el que se da entre un@ príncip@ con un@ pleby@- por una razón de peso: «porque había practicado constantemente el adulterio». Y para rematar el argumento, añadía el gubernativo con la jeta de un trasatlántico: «es que el matrimonio constituye para mí un negocio y un compromiso».

Diagnóstico infalible, eficacia a prueba de vacuna contra la rabia, y exportable en un alto porcentaje -qué nivelazo- a gran parte de la política que padecemos.

Antes del verano y después del verano ésta sigue siendo la cuestión palpitante: que el contrato matrimonial de los políticos con los españoles, y con los castellanos leoneses por supuesto, no es más que papel mojado a lomos de un tigre de papel. Dicho en román paladino: saben perfectamente que ese compromiso es tan falso como un dechado de honradez en medio de un puticlub. Ah, pero nuestros políticos tienen, como el prócer de Groucho Marx, un tacto exquisito, cosa que no hacen los maridos más fieles: de vez en cuando regalan a sus mujeres unas «piezas de joyería» que quitan el hipo.

Y aquí tenemos el collar de perlas, engarzadas en hilo de oro blanco, con el que nos encontramos nada más volver al tajo: 1, que en menos de cien días la credibilidad de Podemos vale menos que un dracma griego en medio de un corralito. 2, que al gran Albert Rivera no sólo se le ha evaporado la fragancia del nenuco en salvase la parte, sino que, además le han salido bolsas en los ojitos porque en Madrid aprieta las clavijas con fruición y en Andalucía le sobra el colirio de los ojos ya que se le abren las carnes con los eres y con los cursos de formación. 3, que al PSOE le quedan pocas lamparillas que alumbrar porque un día se atasca con la bandera de España, otro se despierta podemita con vocación de pactos infartados, otro se acuesta nacionalista en ascuas, y por último se tira al monte -como ayer sábado Felipe González-, asegurando que Cataluña es una nación. Y 4, que el PP sigue en su inoperancia estructural hasta ver si escampa.

Así que en Castilla y León, una autonomía de franquicias para cigarrillos con filtro, un podemita de medio pelo, en medio de la calorina, defiende en las Cortes regionales un boicot furibundo a la Coca-Cola mientras se aplaude al carcelero de Venezuela. Ciudadanos se cubre de gloria por la cogorza de uno de sus prohombres mientras brinda con un cubata por unas felices fiestas en la Virgen de San Lorenzo. ¿Y los demás? También tienen lo suyo, claro, pero este tajo no dispone hoy de más espacios.

Ver los comentarios