abc

Zenaida Yanowsky y Carlos Acosta triunfan bajo la piel de la danza

Acosta dirige un verdadero poema de texto coreográfico y juntos, sobre el escenario del Cuyás

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

¿Puede el cuerpo bailar las palabras?...¿Es que acaso puede dejar de hacerlo?... Todas y cada una de ellas, las expresadas en voz alta y las tan sólo susurradas, las que acarician los labios y esas otras que se encargan de sellarlos, las declaradas y aquellas que aún están por pronunciar. Sobre todo, éstas últimas, a las que el cuerpo se adelanta casi siempre. Siempre. Se mueve cada vez que el corazón grita o se lamenta de pura emoción, simplemente; o incluso, cuando sólo piensa en vez de sentir, porque sí, también piensa. Es así. Entonces el cuerpo vibra y se agita ante la duda o la decisión, el amor o el dolor, la cercanía y la distancia. Y Zenaida Yanowsky y Carlos Acosta lo saben, y lo expresan ‘on before’...

Antes incluso de que el verbo se haga danza.

Acosta dirige un verdadero poema de texto coreográfico y juntos, sobre el escenario, bailan a gritos el silencio de unos versos pronunciados por tantos otros, en escena y fuera de ella, tantas veces como la vida llega a la vida, con fuerza y casi con urgencia. Es como ese llanto del nacimiento que trae más vida a la vida, donde el gozo y el sufrimiento pasean juntos de la mano y son pareja en el baile cada vez, invariablemente.

“On before” es un espectáculo creado y dirigido por el virtuoso bailarín Carlos Acosta, estructurado en dos partes sobre la base de nueve piezas cortas de diferentes autores, entre las que se incluyen dos codirigidas por él mismo, una junto a Geroges Céspedes, y la que cierra la función, en la que comparte batuta de mando con la propia Zenaida (compañeros de estrellato en el Olimpo del Royal Ballet de Londres). En la selección hay nombres imprescindibles de la escena coreográfica internacional más sobresaliente, como Will Tuckett, Russell Maliphant o Kim Brandstrup, pero también los de otros bailarines que, al igual que Carlos y Zenaida, han dado el salto en escena también a coreografiar interesantísimas piezas contemporáneas, como Miguel Altunaga, Edwaard Liang o Yuri Yanowsky.

Asimismo, el repertorio musical en el que se mueven resulta también variado, como es lógico, pero el efecto conseguido es de verdadera unidad en el concepto escénico. Música y danza se fusionan perfectamente con la luz, protagonista absoluta de la magia lograda por el montaje. El resultado es brillante, pues mantiene un hilo narrativo de principio a fin, de manera natural e intensa, sin que el espectador sienta que hay cambio de pieza o autor, sin transiciones perceptibles. Fluye, como la vida, en una única conversación a la que se ven abocados por impulso desde el primer instante de intimidad, siendo ambos uno solo, sea en el paso a dos, sea en los solos, pues retrata el vaivén de la relación entre hombre y mujer.

La belleza sutil de los movimientos de Zenaida entronca con la energía de su baile, es pura expresión plástica, como si ella misma pincelara la danza a trazos sobre el boceto de su propia piel. El cuerpo es la línea pero será la rima coreográfica la que la aproxime o aleje de él. Por su parte, Carlos se convierte en el espejo de las emociones de ella y despliega toda esa garra que emana su cuerpo llevado al límite, con una cadencia ascendente, fresca y contemporánea, capaz de inyectarle al clásico algo tan contemporáneo como hip-hop deconstruido, coqueteando de un estilo a otro.

Sugerente en el mensaje, brillantemente escenificada y sólida en su concepto coreográfico, “On before” consigue una atmósfera envolvente en la que fusiona sin perder entidad, sin renunciar a la belleza o la ternura, sin permitir que la modernidad ahogue el alma ni esconder un ápice de romanticismo, demostrando que en la evolución del baile se conjugan los elementos clásicos con los contemporáneos (introduce un vídeo digital en 3D y cámara lenta donde Carlos Acosta y Zenaida Yanowsky se encuentran/desencuentran a piel desnuda y el roce de sus cuerpos se hace danza).

El clímax emocional llega con el “O Magnum Mysterium”, interpretado sobre el mismo escenario por el Coro Mateo Guerra (Fundación Orquesta Filarmónica de Gran Canaria), arropando dramáticamente la marcha de Zenaida y poniendo voz a la soledad de Carlos.

Ver los comentarios