Fuente: Ministerio del Interior de Francia. Gráfico: Luis Cano

Francia frena el populismo y elige al europeísta Macron

El futuro presidente llama a la unidad del pueblo francés tras su victoria frente al populismo de Marine Le Pen y promete escuchar la «angustia social» que ha llevado a muchos a los extremos

Corresponsal en París Actualizado: Guardar
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Emmanuel Macron, el social reformista que en un ascenso fulgurante se va a convertir en el presidente más joven de Francia, ha abierto una página inédita en la historia de la V República. Nada más ganar la segunda vuelta de las elecciones, lanzó una llamada a la unidad del país, al tiempo que se comprometió con el proyecto europeo.

El líder del movimiento ¡En Marcha!, de 39 años, que ya había dejado en la cuneta en primera ronda a los candidatos de los grandes partidos tradicionales, socialista y conservador, derrotó ayer con una holgada victoria a la ultraderechista y eurófoba Marine Le Pen, que había hecho temblar a la UE con el crecimiento de su partido, el Frente Nacional.

Con el 80% de los votos escrutados, Macron obtuvo un 63,75% de los sufragios, mientras que Le Pen se quedó con un 36,25%. Fue un resultado insuficiente para la candidata de ultraderecha, que esperaba alcanzar al menos el 40% de los votos. Aun así fue un resultado mucho mejor que el obtenido por su padre Jean-Marie en 2002, quien se quedó por debajo del 18% en la segunda vuelta que disputó a Jacques Chirac.

La abstención fue la más alta en casi medio siglo, de más del 24%. En tanto que un 12% de los votos fueron en blanco y nulos. En principio, este 12% de votos en blanco y nulos serían del izquierdista Jean-Luc Mélenchon. Aunque también se da por descontado que simpatizantes de este votaron por Macron para frenar a Le Pen, por más que el populista de izquierdas no lo pidiera así.

La «importante» mayoría de Macron supone un capital político de fondo con el que el futuro presidente aspira a crear un «nuevo orden político nacional».

«Comprendo el miedo»

A los 65 minutos de conocerse su elección como nuevo inquilino del Palacio del Elíseo, Macron pronunció su primer discurso oficial, de una gravedad muy particular. Empezó saludando con respeto a Le Pen, y dirigiéndose a una parte de la Francia que ha votado extrema derecha, inquieta ante una mundialización percibida como «amenaza». «Comprendo el miedo y la angustia de muchos franceses», admitió. El presidente electo dijo conocer «las divisiones» de la nación, «que han conducido hacia los extremos» a muchos franceses y apuntó que su responsabilidad es «escuchar esa angustia social, luchando contra todas las formas de desigualdad, mejorando nuestra seguridad colectiva, garantizando la unidad de la nación». Se trata de un mensaje claro y solemne, que también busca a los electores de extrema izquierda.

Macron, nuevo presidente de Francia - AFP

Macron insistió en su defensa de una Francia fuerte en una Europa protectora: «Defenderé los intereses vitales de Francia y nuestra imagen internacional. También defenderé a Europa, ya que es toda nuestra civilización la que está en juego, nuestra manera de ser libres. Trabajaré para restaurar los lazos más profundos entre Europa y los ciudadanos, enviando desde Francia un mensaje de fraternidad común», proclamó. Ante el futuro inmediato, el terrorismo será la gran batalla de Macron, quien se comprometió a anunciar medidas para «restaurar la moral cívica».

Le Pen, con el mejor resultado de la historia de la extrema derecha francesa, pero por debajo de las expectativas, reaccionó a su derrota con extrema rapidez. A los diez minutos de conocerse los resultados, pronunció un discurso muy marcial, avanzando puntos capitales para el futuro de Francia y quizá de Europa.

En primer lugar, afirmó que el FN podría «transformarse en profundidad», para convertirse en un «movimiento político» de masas, que aspira a convertirse en el primer partido de oposición, relegando a la derecha y al socialismo tradicional a un puesto que ella considera «secundario». El FN pudiera cambiar de nombre, incluso. Su sobrina y una de las figuras emergentes en el partido, Marion Marechal Le Pen, dijo que hay «lecciones que aprender» del triunfo de Macron.

«Nuevo orden»

Le Pen confirma el «nuevo orden político francés». La extrema derecha francesa aspira a convertirse en «federación» de todos los movimientos antieuropeos y antimundialistas, esperando «integrar» a «todos los patriotas, vengan de donde vengan».

Elegido presidente, Macron deberá presentar con mucha rapidez a los 577 candidatos de su partido, ¡En Marcha!, a la próxima Asamblea Nacional (AN), en las elecciones legislativas del 11 y el 18 de junio próximo.

El nuevo presidente de Francia ha insistido en muchas ocasiones en la presunta originalidad estratégica de su proyecto presidencial: «Yo deseo hacer como el general De Gaulle: tomar lo mejor de la izquierda, lo mejor del centro y de la derecha, para gobernar juntos. Con una sola condición: los miembros de mi mayoría presidencial deberán abandonar sus compromisos políticos anteriores». Dicho de otra manera: los socialistas, centristas y conservadores que deseen trabajar con Macron deberán enterrar su vida política anterior, para «integrarse» en una familia política de nuevo cuño.

El nuevo presidente de Francia aspira a ganar electoralmente una mayoría parlamentaria propia el mes que viene. Los Republicanos (LR, derecha), el partido de Nicolas Sarkozy, aspira a ganar la que ya se llama la «tercera vuelta», esperando poder «cohabitar» en el nuevo presidente. Se trata de una batalla harto imprevisible e incierta para todas las partes. El «nuevo orden político nacional» prometido por Emmanuel Macron amenaza con reducir de manera significativa la importancia muy menguada del socialismo francés. Tras conocerse la elección del nuevo presidente, era abrumadamente ruidoso el silencio casi absoluto de todos los líderes socialistas, de Benoît Hamon, candidato a la presidencia eliminado en la primera vuelta, a Manuel Valls, eterno aspirante a un liderazgo que le niegan sus adversarios socialistas.

Ante el silencio socialista, Jean-Luc Mélenchon, candidato de la coalición «Francia insumisa», de extrema izquierda anti mundialista, eliminado en la primera vuelta, se apresuró a lanzar un vibrante llamamiento a la unión de las izquierdas radicales, antieuropeas y antimundialización, presentándose como «única alternativa» entre Macron («un banquero partidario de la mundialización capitalista») y Le Pen («heredera de las peores tradiciones de la extrema derecha»).

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