Edward Heath y Margaret Thatcher en una conferencia tory de 1998
Edward Heath y Margaret Thatcher en una conferencia tory de 1998 - reuters

Siete cuerpos policiales investigan si el expremier Edward Heath fue un pedófilo

El dirigente conservador, que falleció a los 89 años por una neumonía en su mansión de Wiltshire, no era un político especialmente venerado en Inglaterra

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El acusado no puede defenderse, porque murió hace diez años, en julio de 2005. La acusación por ahora es endeble: un hombre de 64 años, chapero en su juventud, que ha asegurado a un diario amarillo de izquierdas, «The Daily Mirror», que fue violado cuando tenía once en un apartamento de Mayfair, en el centro lujoso de Londres. Pero el caso ha abierto un espinoso debate en Inglaterra, porque plantea una pregunta inquietante en un país sacudido por terribles escándalos de pedofilia: ¿Hubo un pederasta viviendo en el Número 10 de Downing Street y manejando el destino del Reino Unido? Siete cuerpos policiales, entre ellos Scotland Yard, han dado esta semana pábulo a esa sospecha e investigan el pasado de Edward Heath, primer ministro conservador entre 1970 y 1975.

Ted Heath, que falleció a los 89 años por una neumonía en su mansión de Wiltshire, no era un político especialmente venerado en Inglaterra. Presentaba algunas singularidades personales que le otorgaban un cierto interés pintoresco, como su pasión por la música clásica y su cualidad de magnífico organista, su afición a navegar en su yate, su misoginia sentimental y su condición de decano de la Cámara de los Comunes, con 51 años de servicio como parlamentario. Pero su carrera política no fue ninguna maravilla. Perdió ante los laboristas tras un único mandato muy convulso, debido a la violencia en el Ulster y a las huelgas constantes que trabaron la economía. Si merece un lugar en la historia es sobre todo porque se trata del europeísta entusiasta que introdujo a su país en el Mercado Común Europeo. Un legado también discutido, pues hoy sus herederos del Partido Conservador proponen un referéndum para tal vez dejar el club.

Bajo su capa de flema, pocos pueblos más aficionados al chismorreo que el inglés. Así que la sexualidad de Heath fue siempre objeto de habladurías. Nunca se casó, aunque se le conocen dos amistades con mujeres: la hija de un médico, que espero sin éxito durante catorce años una petición de mano, y la pianista Moura Lympany, con la que se trató en los sesenta. Hijo de un carpintero que logró abrirse paso como constructor, Teddy estudió en Oxford y combatió en la Segunda Guerra Mundial, con despachos que elogian su comportamiento en la campaña de Normandía, donde no mató a nadie pero hubo de dirigir un pelotón de fusilamiento. En la posguerra trepó rápido en el Partido Conservador y lo dirigió durante diez años.

Su aversión por Margaret Thatcher era mutua. Cuando ella fue elegida líder de los tories tras el batacazo electoral de Heath, él se negó a servir bajó su mando. La premier daba por sentado que su antecesor era homosexual, según queda claro en un comentario que recoge la excelente biografía de Charles Moore.

Misógino asexual

«Definitivamente creo que era gay, pero no practicante», ha resumido un viejo amigo de Heath en esta semana de pasión, que lo presenta como un misógino asexual, al que tal vez sí le gustaba rodearse de belleza masculina, pero sin llegar a lo físico. Por su parte Robert Vaudry, que fue su secretario entre 1988 y 1992, explica que no había manera material de que pudiese llevar a cabo los abusos de menores de que se le acusa, porque tras dejar el cargo conservó una fuerte protección. «Estaba siempre escoltado. Nunca salía de casa solo. Algo así no pudo ocurrir. En realidad no manejaba su propia vida». Además, Sir Edward tenía en altísima estima su legado, que defiende aún hoy su fundación, y se cree que no asumiría el riesgo de empañar su memoria.

Heath pasó sus últimos años en su mansión estilo Reina Ana, situada a la sombra de la catedral de Salisbury, en Wiltshire, al Sur de Inglaterra. Dicen que rodeado de jóvenes sirvientes chinos, deleitándose con la música y la buena bebida, otra de sus aficiones. De allí, de Wiltshire, ha salido el latigazo del pasado que ha enlodado súbitamente la honra del premier. A kilómetro y medio del palacete de Heath había un burdel, regentado por la madame filipina Myra Ling-Ling. Un detective jubilado de la policía ha denunciado que en 1992 se paralizaron los cargos contra la proxeneta Ling-Ling después de que ella amenazase con contar las prácticas con menores de Heath en su establecimiento. Asuntos internos de la policía ha decidido investigar si fue así. Las compuertas para hurgar en el pasado de Sir Ted se abrían de par en par. La búsqueda de víctimas de sus posibles prácticas pedófilas ya une a siete policías: Scotland Yard, Wiltshire, Hampshire, Kent, Jersey, Thames Valley y Gloucestershire. Todas invitan a los posibles damnificados a dar un paso al frente y denunciar.

Ling-Ling, de 67 años, desmintió el miércoles que hubiese utilizado el nombre de Heath para paralizar el proceso contra ella. El fiscal del caso lo corrobora y ha asegurado que simplemente se vio obligado a tirar la toalla por falta de testigos. De hecho, en 1995 la madame fue condenada —y dos veces— por prostituir a menores de hospicios.

Operación Hydrant

Pero la causa general contra Heath marcha imparable. El hombre que dice haber sido violado a los 12 años ha contado que el político lo recogió en autostop en 1961, lo llevó a su piso de Mayfair y allí lo violó. La Operación Hydrant, la más amplia en curso contra la pederastia histórica en Inglaterra, ha investigado desde 2014 a 1.437 varones como posibles pedófilos. De ellos 261 son personajes públicos, 216 ya fallecidos. Hay 76 políticos, 43 músicos, como Gary Glitter; 135 personajes del cine, la radio y la televisión, como el brutal depredador Jimmy Saville; y siete deportistas.

Heath podría convertirse en la figura de más relieve en lo alto de un sórdido iceberg, o tal vez sea solo la víctima de una cacería policial y mediática contra quien ya no puede hablar. Pero los indicios de pedofilia entorno al Parlamento durante los años 70 y 80, el llamado «Anillo de Westminster», son tantos que es de celebrar que el Reino Unido empiece por fin a ventilar sus cuartos más oscuros.

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