Fotografía del perfil de Fat Jew en Facebook
Fotografía del perfil de Fat Jew en Facebook - facebook/ the fat jew
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The Fat Jew, el comediante que consiguió éxito y dinero a costa de chistes robados

El humorista ha señalado que nunca tuvo la intención de robar el contenido, y ha afirmado que de ahora en adelante dará el crédito a los autores

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Durante años Josh Ostrovsky, conocido en las redes y la prensa como «The Fat Jew» (judío gordo), se ha valido de chistes muy virales para triunfar. El personaje se ha labrado fama, éxito y ha conseguido bastante dinero gracias a sus publicaciones graciosas en redes sociales, como Twitter e Instagram.

En la red de microblogging ha cosechado más de 200.000 seguidores, una cifra que aumenta exponencialmente hasta los cinco millones en Instagram. Desde estas plataformas, el Fat Jew se ha encargado de publicar chistes o contenido gracioso propio con otros materiales copiados a sus autores originales sin dar ningún crédito.

Gracias a su «gran» trabajo en redes, el hombre de 30 años, de barba excéntrica y cuerpo redondo, ha logrado conseguir un contrato para editar un libro, otro como modelo, conducir espectáculos de «Beats 1», e incluso se ha conocido que le pagan hasta 6.000 dólares por publicar contenido de publicidad en sus cuentas de redes.

Esta semana, se desvelaba que el Fat Jew había firmado un contrato muy jugoso con la firma de talentos Creative Artists Agency para «representación en todas las áreas». Ésta fue la gota de colmó el vaso, y ha ocasionado que numerosas «víctimas» hayan alzado la voz y reclamado sus derechos como autores reales de los contenidos que han hecho famoso al comediante.

Este ha sido el caso de Patrick Walsh. Desde la «Rolling Stone» han narrado que Walsh, comediante y guionista de televisión, recibió un día una imagen de un amigo. Su colega, le mostró un chiste de Fat Jew que le hizo mucha gracia. A Walsh le sorprendió, ya que ese chiste era de él y no de Ostrovsky. Fat Jew había borrado toda referencia al autor original.

Walsh se indignó. «Había borrado mi nombre y mi rostro. Incluso la fecha la borró. Me sorprendió lo descarado que era. El ladrón fue tan vago que no se molestó en cambiar algunas palabras, como suelen hacer los ladrones de chistes en general. Era muy obvio», ha dicho Walsh a «Rolling Stone».

«Coger el trabajo de otras personas está mal. No es una ambigüedad moral, es algo que hasta los niños de jardín de infancia saben. Mientras más personas lo vean como un éxito, más gente querrá seguir sus pasos cubiertos de suciedad. Su 'marca' es robado», ha dicho a «Rolling Stone» Maura Quint, escritora que ha sido siempre crítica con Fat Jew.

Otro comediante, Nat Baimel, inició una protesta a su modo. Creó una cuenta en Twitter bajo el seudónimo de Fit Jew (judío en forma), y empezó a publicar los mismos chistes y memes pero haciendo referencia a sus autores. Este comediante ha señalado que el Fat Jew podría hacer lo mismo y seguir siendo «famoso».

«No fue intencional»

Y es lo que han forzado a hacer a Josh Ostrovsky, aunque ha señalado que nunca ha robado un chiste intencionalmente. «No fue intencional. No me di cuenta de que si no tenía la fuente de algo, entonces podría no haberlo publicado. Creo que eso no estuvo claro (...) No me di cuenta de todo esto sobre la atribución a las fuentes, y también es probable que haya otras personas que lo estén haciendo», dijo a «Vulture».

Pero ha intentado quitarle peso a la polémica al señalar que él se siente como un «comentarista», un «comisario» de esos chistes. «Soy una especie de un hombre del Renacimiento de la cultura pop. Hay elementos de comedia, pero eso no es la génesis de lo que soy. Soy un escritor satírico. Soy un comentarista. Soy un artista del performance. Soy un idiota», ha dicho a «Vulture».

Poco después de la polémica, el comediante decidió hacer examen de consciencia. «Hola chicos, ¿cómo ha estado su semana? La mía, no tan bien. Debido a los memes. Hay un debate sobre la mesa, y quería compartir mis pensamientos sobre el tema, porque es muy importante para artistas, escritores y comentaristas de la cultura pop» ha escrito en Instagram, y ha pedido que se lean la entrevista que concedió a Vulture.

«Lo entiendo: tenía que haber colocado las fuentes en todas las publicaciones. Estoy trabajando en añadir la fuente a cada una de mis publicaciones, y lo seguiré haciendo. Mi dirección de correo está ahí. Le pido a las personas que se me acerquen y me digan: 'Eso es mío'. Me encantará colocar el crédito. Quiero que las personas brillen en las redes sociales, siempre lo he querido. Nunca más publicaré algo en redes sociales que sin tener la fuente, porque me he percatado de que el escenario es lo suficientemente grande, y la voz inmensa, así que esto importa».

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