Rosa Belmonte haciendo dominadas
Rosa Belmonte haciendo dominadas - r.b.

Crossfit: Siete minutos en el infierno

La periodista Rosa Belmonte se somete a una sesión de este deporte

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tengo más agujetas que la teniente O’Neil. El otro día venía este titular en «El Mundo Today»: «Una aplicación para móviles indicará en tiempo real la dignidad que has perdido haciendo running». La voy a usar para el CrossFit. En sólo siete minutos soy capaz de perder la dignidad y el resuello con mi WOD (mi workout of the day, mis ejercicios del día). Las cosas que tengo que hacer cuantas más veces mejor. O sea, AMRAP (as many repetitions as possible). Mi WOD eran diez sentadillas, diez burpees (cuerpo a tierra con salto) y diez dominadas. Estas, ayudada de una goma, que si no me quedo colgada de la barra como James Stewart del tejado en «Vértigo».

En mis siete minutos hice dos birriosas rondas y diez dominadas.

¿Quién me mandaría? Bueno, es por una buena excusa. Por el campeonato FitForAll. Para pedir dinero. Dar pasta cansa menos. Las donaciones, aquí: http://fitforall.es/es/inicio/# Se ha organizado un campeonato de CrossFit con fines benéficos en el Club de Campo el 8 y 9 de noviembre. El objetivo es recaudar fondos para la Fundación Aladina y apoyar el programa de ejercicio físico de los niños con cáncer del hospital Niño Jesús de Madrid. Si no, iba a hacer yo CrossFit. O CaniCross. Sobre todo porque no tengo can (hay que ver la tontería de dar nombre en inglés a una cosa que se ha hecho toda la vida: correr con el perro).

Greg Glassman empezó con esto del CrossFit para entrenar a policías en California hace más de diez años. Ahora hay boxes (son como naves) por todos lados. Yo fui al CrossFit Singular Box, donde entrené con Aaron Cordero. Muy paciente. Me decía que lo hacía bien. ¡Y no era capaz de asomar la cabeza por la barra a la tercera dominada! Había al fondo unas bolas de piedra. Atlas Stones, se llaman (yo oigo Atlas y pienso en Ayn Rand). Ni que decir que antes de que vinieran los americanos teníamos aquí a Iñaki Perurena levantando pedruscos. Aparte de cachas hombres, vi un par de señoras en cuyos brazos podría yo vivir. Y poner un estanco.

Es verdad que el CrossFit es adaptable a todo el mundo, pero yo no voy a tener esos brazos ni aunque los robe, como Joan Crawford robaba los ojos de un pobre en «Galería nocturna». Casi no tengo ni los míos. Ni siquiera puedo levantar un cepillo. La teniente O’Neil se rapó la cabeza porque no podía peinarse.

Ver los comentarios