La ruta más dulce por la provincia
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La ruta más dulce por la provincia

Probablemente, 12 de las mejores pastelerías de Cádiz

Carmen Ibáñez / José Landi
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Probablemente, 12 de las mejores pastelerías de Cádiz

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  1. Un meloso recorrido

    Faltan muchos y no sobra ninguno. Lo hemos comprobado personalmente con mucho sacrificio. Estas delicias formarían parte, junto a otras, de la ruta más dulce por la provincia, de un meloso recorrido por varios municipios de una tierra que, por mestiza, tiene gran tradición repostera. Eso sí, conviene usar sus productos con moderación.

    La Universidad de Milwaukee ha demostrado que la mitad de estos locales puede llegar a producir dependencia golosa y, los restantes, enganchan una barbaridad. Con un pastel o bollo al día bastará. No sabemos para qué pero bastará. El listado no va ordenado por número de preferencia ni por ubicación geográfica ni por nada de nada.

  2. Canela y miel

    Uno de los nuevos placeres, entre tradición e innovación, que se abren paso en la provincia gracias a la formación y el arrojo de jóvenes artesanos autónomos. Mezcla perfecta entre ayer y hoy, entre apariencia y sabrosa esencia, herencia y modernidad. Primor en pequeños pasteles pero también galletas, bollería, tartas. Trabajan de fábula por encargo. Omnipresente y afortunado toque femenino. Materia prima exquisita, pequeño surtido, muchos productos de temporada, exquisita la presentación, local reducido y entrañable. Enhorabuena a los que se lo encuentren en Conil. Calle Gabino Aranda 8.

  3. La Belle de Cadix

    Una pastelería tan francesa que los dueños (Patrice Nicou y monsieur Rimbaud) hablan en la lengua de Molière ante los clientes para dar ambiente. O son franceses de verdad o imitan perfectamente. No pronuncian ni una erre. Elaboración altísima, estratosférica, en cremas, chocolate, bizcocho exacto, crujidos diversos, cruasanes, pasteles con frutas. Su versión de San Marcos da problemas. Una vez que la pruebas, ya no quieres otra. Pericia asombrosa. Escuela parisina (aprendieron en el Ritz, Relais Dessert...) y perfeccionismo. Trabajan a su ritmo, con sus reglas y con materias primas de primera. El precio, por tanto, es superior a la media pero lo que ofrecen, mucho más. Imprescindible. Mejor para llevar. Su local (calle Uruguay 2, junto a la calle Brasil, en Cádiz) es realmente incómodo.

  4. Casa Hidalgo

    Volver a cantar sus glorias empieza a dar pereza pero dejarlo fuera de cualquier listado de recomendaciones sería un sacrilegio. Una institución. Aunque la fama le llegó por los salados (empanadas), su pastelería y bollería tradicional, generosa de tamaño y de concepto clásico, está a la altura de los elogios que recibe. Lo del hojaldre merece un capítulo propio, enciclopédico, de halagos. Colas frecuentes y en varios idiomas. Muy recomendable la lengua de obispo, el fernandín o algo tan sencillo como cañas, pitisús y caracolas de crema o de donuts y xuxos para los chicos. Lo que, científicamente, los expertos etnográficos de todo el mundo han definido como un bastinazo. Plaza de la Catedral. Cádiz

  5. Tres Martínez

    Puede que sea el mejor híbrido entre historia e innovación. Aunque nació a finales del siglo XIX (1886), actualmente es una especie de laboratorio a la vanguardia gaditana, sin perder cercanía ni raíces. Creaciones, catas, maridajes imposibles y grandes presentaciones pero aún con espacio para pasteles clásicos que lucen como hace 50 años. Modernez y costumbrismo en un cóctel fantástico. Grandes expertos en chocolate en cualquier formato, de bombones a morcilla (de veras). Gran tienda en internet, también. Está en Barbate, calle Pío XII 18. Un poco más al sur, en el colmo del sur, La Tarifeña también merece, pero mucho, una visita. Si es que cabes ese día.

  6. La Merced-Casa Guerrero

    Abierta en 1947, es una maravilla tradicional. Como repostería conventual pero sin monjas ni religión. Agarrada al pasado pero actualizada. Como Casa Hidalgo, un ejemplo de relevo generacional. La gestiona una veinteañera con rigor artesano y empresarial, Inmaculada Nieto, pastelera de tercera generación de la familia fundadora. Recetas tradicionales, ingredientes naturales, frescura total. La ciudad adora esta casa porque guarda los sabores de la memoria colectiva. Famosas sus tortas de aceite y de polvorón, sus cortadillos, pastelillos de cidra... Ahora están empezando a preparar los mantecados. Están en calle Ancha, 74. Sanlúcar.

  7. El Artesano

    Célebre, excelsa su variedad de panes (espelta, centeno, inglés, alemán, de aceite, rústico...). También la de dulces. Destacan las carmelas y su talentoso tacto para los bizcochos. Buen precio y tartas por porciones. Muy recomendable la de manzana. Para los muy chocolateros, la de masa real. Frutos secos tostados por ellos y gran surtido de salados. Tienen una pequeña cafetería cerca. Hay que calcular a qué hora se va porque hay colas. Difícil de localizar si no eres de Jerez. Calle Mare Nostrum en Parque Atlántico.

    También en Jerez, La Rosa de Oro. Creadores de los catavinos de chocolate y los 'bomvinos', así como de la tarta típica de la ciudad. Especialistas en bombón artesano. Pastelería de alto standing, decoración minimalista, todo detalle. Para los amantes de lo más sencillo, la palmera de chocolate (algo recargada). Cafetería en calle San Francisco de Paula 14, el local más frecuentado, y en Ventura Nuñez 'Venturita' 16, más tranquilo. Heladería, en calle Consistorio 7.

  8. Sobrina de las Trejas

    Historia viva de la gastronomía gaditana. Un museo al día gracias los hermanos Mesa. Ningún sitio mejor para encontrar raíces árabes, llenas de almendras y exquisitos aromas de frutos secos. Allí está la historia de cien recetas del bisabuelo de tu bisabuela. Lleva, agárrate, 162 años abierta ininterrumpidamente.

    Especialidades míticas, ya infrecuentes, de tortas y amarguillos a los alfajores mejores pero también bollería y pastelería más sencilla, la que hace sonreír a niños nada más entrar. Encima, en la preciosa Plaza de España de Medina Sidonia, uno de los municipios más ricos, inquietos y atractivos para curiosos del comer en la provincia ahora mismo. También en la calle Europa, 25.

  9. La Trufa

    Otro de los nuevos prodigios, de los renovadores. Gente joven, los hermanos Mel, con tanto cariño por lo aprendido como talento para inventar. Se pueden encontrar desde milhojas de siempre (o mejores) hasta un tatín atrevido (zanahoria y coco) o mousse para chillarle. Curioso apartado de salados. En casi todas las pastelerías existe pero aquí especialmente cuidado. Empieza a ganar premios y fama. Espléndidas tartas por encargo. Conviene ir ahora, antes de que siga subiendo el prestigio y ya no quepa nadie allí. Obrador en calle Sagasta 48, Puerto Real.

    Puede decirse casi lo mismo de Momentos, en la Ribera del Marisco de El Puerto. También del sector innovador, exquisito y visual. Especial mano para los pasteles con fresa. Para curiosos cosmopolitas, también en El Puerto, Kárpatos, en calle Luis Suárez, junto a la Carretera de Sanlúcar.

  10. Le Poeme

    Populosa y céntrica dulcería. También francesa pero rural, sin la sofisticación ni la presentación de otras de esa escuela. Tartas, pasteles y bollería de mayor tamaño, menos visuales pero memorables. Las cañas, cuernos o roscos con crema, pastelera y de avellana, la tarta selva negra, el pudin o los macarons son exquisiteces que conviene conocer, como La Meca, al menos una vez en la vida. Correcto café, admiten churros, tostadas, oferta de bar de barrio, de la práctica, también. Marie atiende con paciencia y sabiduría. Calle Alcalá Galiano, esquina a Plaza Libertad y Mercado Central.

    Apenas 50 metros calle abajo, un restaurante italiano: Auténtico. Es una magnífica trattoría, nada que ver con el resto de locales mencionados, no es pastelería, pero sus postres merecen peregrinación exclusiva y se puede desayunar. El tiramisú cafetero, puro y sedoso o la panacotta son de voltereta invertida con salto mortal y caída clavada en contrapicado supino.

  11. La Predilecta

    Una referencia en el sector 'detolavida'. De las nacidas en la posguerra que se mantienen lozanas, deliciosas. Aunque ofrece productos nuevos -incluso la ñoñería rica de los cupcakes-, sus vitrinas chiclaneras lucen con orgullo pasteles que, sólo verlos, transportan al visitante en el tiempo. Aunque cuidan estética y comunicación en internet, la boca también la llenan de recuerdos. Surtido amplísimo y manos sabias por tradición oral de la familia Panés. Una escala impresdincible para los golosos en Chiclana. Obrador en calle Padre Añeto 1.

    También en Chiclana, Antonia Butrón, otra referencia pero algo más industrial, en cadena, en expansión, más fácil de encontrar (Cádiz, Sevilla...) eso sí con un surtido y un espíritu comercial ejemplares.

  12. La Mallorquina

    Otro túnel del tiempo. Entras y retrocedes 40 años. Hasta en mobiliario, en estética, en ambiente. Es una cafetería y pastelería con terraza, de las de ver y dejarse ver, para saludar, un centro social muy veterano. Para desayunar y aperitivo, también. Su oferta repostera es inferior en presentación a la de otros en la provincia, entra menos por los ojos. Con todo, notable en cantidad y calidad. En San Fernando, calle Real 42, frente a la Iglesia Mayor. Idéntico abolengo, similar tradición tiene La Victoria, calle Real 94. Este año cumple un siglo de vida con los nietos de los fundadores al frente. Sus purísimos, ancestrales, roscos de Semana Santa son un ritual en La Isla, como las procesiones. Laico y dulce pero también multitudinario.

  13. La Exquisita (Hermanos Galván)

    Otro patrimonio de la humanidad golositana, desde 1942 con una propuesta esencial y grandiosa. Ingredientes básicos, frescos y caseros para una pastelería eterna que ni aburre ni caduca. Al contrario, se ha convertido en atractivo turístico sin perder esencia, sin espantar los vecinos de siempre, que aún desayunan y meriendan en los banquitos de la puerta, en las mesitas del despacho o en su amplio salón con vistas. Paredes llenas de recuerdos. Para pedir un pionono de una vez, sin artificios ni pamplinas, para catar milhojas recién hechas pero llegadas de la infancia, los célebres 'camiones' (no son pequeñas, claro). Repostería histórica de inspiración árabe como pan duro, tortas vejeriegas y otras creaciones en bolsas y cajas de las que traían los abuelos a casa. En Vejer, plaza del Altozano y avenida de San Miguel 14.

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