Los mejores restaurantes argentinos de Madrid

Muchos aseguran, acertadamente, que Buenos Aires se parece mucho a Madrid. No por tamaño, ya que la capital argentina podría devorarse a Madrid.

Probablemente por herencia, Buenos Aires se parece a Madrid. Hace falta mirar hacia arriba para reconocer fachadas similares a uno y otro lado del charco, monumentos que recuerdan el pasado común de ambos países.

La huella española en Argentina es honda. Pero también España ha sabido homenajear a su antigua colonia de otras formas, por ejemplo, a través de la gastronomía. Madrid está «lleno de argentinos», no solo habitantes, fácilmente reconocibles por su poco discreto acento, sino también de restaurantes.

Alejado de las cadenas más conocidas, que erróneamente muchos toman como referencia, «Casa Federica» se esconde en una calle pequeñay escondida, Manzana, que se atreve a cortar la extensa San Bernardo y que casi roza la Gran Vía.

Entrar en «Casa Federica» es como entrar a la casa de un argentino. Por la calidez, las mesas con manteles de otro tiempo, las estanterías coronando la barra llenas de productos argentinos, como la cerveza.

Milanesas y panqueques

Si bien allí no se presume de la costumbre de la «caña» al pie de la barra probablemente porque la locuacidad característica argentina hace que unos manises (cacahuetes) y una litrona sean suficientes para pasar horas en el mismo sitio, en Argentina la «Quilmes» se ha convertido también en una seña de identidad.

Pero en «Casa Federica» lo mejor son sus milanesas con puré, plato típico argentino, no por ser precisamente el que consuman los turistas, sino porque no falta en ningún hogar.

Las milanesas napolitanas, con queso fundido por encima y, a veces, algo de «tuco» (salsa de tomate) saben en «Casa Federica», a gloria, a la Argentina más profunda y auténtica.

Ello, por no mencionar sus impresionantes panqueques de dulce de leche (un secreto: con azúcar por encima son más ricos aún, pero eso sí, ten un vaso de agua cerca).

Pero la verdadera Argentina de Madrid no muere en esa pequeña callejuela. Hablar de gastronomía argentina es hablar de gastronomía italiana, ya que la herencia no es solo española.

Brownie gratis

Para probar unas buenas pizzas y mejores empanadas no hay que dejar de pasar por un pequeño local, un poco incómodo, por cierto, que aparece tímido en una esquina de Malasaña. (Calle San Vicente Ferrer, 34)

Se llama «Mastropiero» y lo más auténtico es la buena mujer que está detrás de la barra. Con un inconfundible acento que no puede ocultar pese a llevar décadas en España, te invita a sentarte, a charlar con ella, a elegir la carta y también, a llevarle los platos y los vasos a la barra así no se mueve mucho. Eso sí, viene con recompensa: el postre es gratis. Y no escatima, un enorme trozo del mejor brownie que acompaña con una generosa cucharada de dulce de leche que saca de un bote gigante, como si lo preparara en cantidades industriales. Pero sabe, al de verdad, al de allí, el que se compra en el supermercado y es mejor que cualquiera que puedan venderte en los ahora llamados locales «gourmet».

Tango y empanadas

Pero como no todo es comida, si quieres bailar tango, vete a La Recoba (calle Magdalena, 27). Un sitio donde también podrás comerte unas buenas empanadas y disfrutar de algún baile. Allí van muchos nostálgicos...no te acerques mucho que quizás empiezan a decirte que «veinte años no es nada, que febril la mirada...» y tu noche se hará eterna, para bien y para mal.