El PSOE de Valdemoro se parte en dos ante el «coqueteo» de sus ediles con Ciudadanos

Al PSOE se le acumulan los incendios. Mientras los barones territoriales recrudecen su lucha por el control de Ferraz tras el insatisfactorio resultado de Pedro Sánchez en las elecciones generales, la larga crisis de liderazgo en el socialismo madrileño aviva nuevos fuegos. El último ha prendido con fuerza en Valdemoro (72.600 habitantes), donde una gestora dirige desde hace un mes la agrupación local, rota en dos facciones «irreconciliables» que resucita viejos fantasmas entre los socialistas de este municipio del sur. El nuevo polvorín interno ha culminado con el descabalgamiento del hasta ahora portavoz del grupo, Serafín Faraldos, quien dimitó como secretario general de la agrupación hace cuatro semanas en medio de una situación interna «irrespirable». Esta maniobra, calificada de «grave» por la dirección socialista, fue forzada por sus propios compañeros, en contra de la dirección regional de Sara Hernández, aunque esta vez nada tiene que ver con la sombra alargada de Tomás Gómez.

El origen de la disputa, según fuentes socialistas consultadas por ABC, se remonta a los comicios de mayo. Entonces, el PSOE no logró capitalizar la hemorragia de votos sufrida por el PP en el que es el epicentro de la trama Púnica, y Ciudadanos se hizo con la alcaldía, con 6 de los 25 escaños en juego. A partir de ahí, según las mismas fuentes, se estableció un juego de seducción por parte del equipo del alcalde, Guillermo Gross, para intentar atraer el apoyo de los socialistas a su endeble gobierno, que ha terminado por romper la unidad del grupo socialista. El portavoz Faraldos se ha mantenido en la oposición más férrea al ejecutivo de Ciudadanos, mientras que sus compañeros aproximaban posturas con el equipo de gobierno, apoyando incluso la cuenta general. «Hay demasiada connivencia», apuntan desde el sector oficialista de Callao.

Se da la circunstancia, agravante, de que el partido de Ciudadanos en Valdemoro está liderado por Eva Borox, antigua concejal socialista expulsada en 2007 por supuestas irregularidades que le involucrarían con el «cerebro» de la trama Púnica, David Marjaliza, según la declaración de este ante el juez. En el PSOE, entonces dirigido por Rafael Simancas, cundió la sospecha de que Marjaliza habría «comprado» con favores a buena parte de la agrupación socialista, que depuró. «Por coherencia política no se puede pactar ahora con unos tipos que fueron expulsados del PSOE», defienden desde el sector «derrotado».

El pasado 21 de diciembre, tras otra jornada electoral aciaga en la que el PSOE se dejó otros 233 votos con respecto a mayo, pasando a cuarta fuerza política por detrás de Podemos, los tres concejales insurrectos registraron un escrito dirigido al alcalde, Guillermo Gross (C’s), por el que informaban del cambio forzoso de Faraldos, portavoz desde 2013. Faraldos, que se mantiene como concejal raso, aunque ahora sin sueldo, fue apartado de la portavocía el martes, tras la toma en consideración del Pleno.

Esta maniobra fue realizada a espaldas de la gestora nombrada por Callao y presidida por el diputado regional Rafael Gómez Montoya, que exigió al alcalde la retirada del orden del día de ese punto. Gross desoyó esta petición, facilitando el cambio.

La portavocía socialista en el Ayuntamiento ha sido asumida ahora por Antonio Arenas. La portavoz suplente es Pilar Megías mientras que Pablo Serrano completa el grupo de los díscolos, que justifican la salida de Faraldos como una medida de renovación interna. «Después de meses de lucha, por fin los socialistas vamos a tener una nueva representación en este pueblo alejada de esta clase política apoltronada en su asiento que pierde su tiempo en regalar el oído de los ciudadanos con promesas vacías», dejó escrito un exmilitante del partido en las redes sociales.