Beatriz Villacañas - ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Lugar para el reencuentro (40): Y los mismos caminos salieron a mi paso

No hay Navidad que no vuelva ni amor que no sea para siempre

Beatriz Villacañas
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De nuevo Navidad, que vuelve siempre a la cita del corazón expectante, del que tiene la fe o del que la busca como esperan los campos la nieve que los arrope. De nuevo me sale al paso el poema Signos de Navidad, escrito por mi padre, Juan Antonio Villacañas, y dedicado a mí, que tenía entonces cinco meses.

No hay Navidad que no vuelva ni amor que no sea para siempre. Se dirá, y se dice, que el amor pasa, que se pierde, que se va. Pero esos amores pasajeros pertenecen al terreno de los enamoramientos, las ilusiones, hermosuras no pocas veces efímeras y a menudo dolorosas.

El Amor, ése que «consiste en sentir que el ser sagrado late dentro del ser amado»; como afirmó Platón, ése no se va nunca.

Y si se va, vuelve, como vuelve uno a casa desde el trabajo, como vuelve el pájaro al nido después del vuelo, como vuelve el hijo pródigo, como vuelve la Navidad. Porque en realidad nunca se fue. La vuelta es un siempre que se disfrazó de despedida. Hoy, día 22 de diciembre, hace cinco años que mi hermosa madre dejó este mundo. Mi madre, bella como una casa con pan y como el perfume agreste del recuerdo. Dejó este mundo, pero no me dejó a mí. No nos dejó. Viva está en mi memoria y en la de quienes la hemos amado. Nuestros seres queridos, los que se fueron, hicieron camino, se nos adelantaron, y ahora son ellos los mismos caminos que salen a nuestro paso. Y vuelven de manera aún más poderosa en Navidad, como vuelven Juan Antonio Villacañas y su poema: sus Signos de Navidad, que a mí me dedicó y que yo comparto desde esta página.

¡FELIZ NAVIDAD!

Tú naciste ayer…/ Hoy has nacido/ ya/ y nacerás mañana. Con ansias te he buscado por los campos, y los mismos caminos salieron a mi paso/ con su misterio -lejos- cada uno. Un rostro ¡sólo un rostro! Sin figura,/ oculto entre los hombres de la tierra, vigilaba mi éxtasis perdido./

Lontananza de tiempo. / Ese tiempo de eternidades /que cuenta en esta piel, / en la piel de la vida, / que se marchita más y más/ y nos espera siempre, siempre.

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