ECONOMÍA

La acuicultura andaluza genera 8.000 toneladas de pescado cada año

Desde almería a Ayamonte hay 150 establecimientos autorizados de cultivo, que usan salinas, esteros, jaulas o bateas

Piscifactoría de Aguadulce (Almería), dedicada al engorde de doradas y lubinas Efe/José Manuel Vidal

Elisa Navas

Lubinas, atunes rojos, doradas, lenguados, mejillones… la acuicultura andaluza oferta un abanico de especies criadas desde Ayamonte a Carboneras que la convierten en la más diversificada de España.Las cien empresas que la conforman suman 150 establecimientos autorizados de cultivo y sacaron al mercado en 2018 unos 8.000 toneladas de pescados, moluscos y crustáceos, lo que la convierten en una producción sostenida, alejada de los vaivenes meteorológicos y/o políticos que afectan a la pesca extractiva tradicional.

Según los datos de los que dispone Asema, la Asociación de Empresas de Acuicultura Marina de Andalucía , que engloba al 88% de la producción global, desde el año 2013 hasta 2018, las fluctuaciones en la producción han variado poco, siendo los ejercicios de 2015 y 2016 los más fructíferos al alcanzar las 10.000 toneladas de producto, frente a 2014 cuando se obtuvieron 6.000 toneladas.

La crianza de pescado en la Comunidad se inició en las costas de Cádiz y Huelva con los langostinos, doradas y lubinas. Hoy se ha diversificado y «se siguen estudiando la posibilidad de criar nuevas especies y de mejorar las existentes», en palabras de Alfonso Macías, coordinador técnico de Asema.

De las 8.000 toneladas de 2018 , la mitad correspondió a lubinas, seguidas del atún rojo, con 1.200 toneladas. Conviene señalar que este túnido se captura cuando es aún pequeño «y luego de engorda en jaulas hasta alcanzar el tamaño comercial para su venta», explica esta misma fuente, es decir, no nace en cautividad. Le siguen en volumen las doradas con 700 toneladas y los lenguados, con 500.

Alrededor de 1.000 toneladas corresponden a moluscos, de los que la mayor parte (970) son mejillones, siendo el resto ostras y ostriones (28 toneladas) y un porcentaje residual de almejas. Entre los crustáceos sobresalen los camarones con 250 toneladas. Se trata pues de una producción muy copada por los pescados , que representan el 81,2% del total, seguido de los moluscos con el 12,5% y los crustáceos, con el 3,1%.

Bateas y jaulas

Esta diversificación ha sido posible gracias a las especiales características de la costa andaluza, dividida entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo que le permite dos formas distintas de practicar la acuicultura. En la zona atlántica predominan las salinas y esteros, mientras que en la oriental es más común las bateas y las jaulas en medio del mar. «Dos zonas muy diferenciadas y que nos identifica frente a otras comunidades autónomas, donde los cultivos marinos son más uniformes», señala Macías.

El sector da empleo directo a 1.000 personas , mientras que los indirectos pueden alcanzar los 3.000. La facturación, por su parte, alcanzó los 70 millones de euros en 2018.

El camino que debe seguir el sector es largo y no siempre rentable . Se han hecho experimentos con especies, como la acedía, que no dieron resultados positivos puesto que aunque es factible su cría en piscifactorías, salen más caras que las procedentes de la pesca tradicional, de ahí que la opción se haya desechado.

También se dejaron de criar en su día lisas y corvinas que no se adaptaban a los esteros. Hoy la corvina se cría con éxito en jaulas en la zona de Levante.

Macías sostiene que los ciclos de producción «son largos y para ver los resultados se necesitan, como mínimo, dos años», el tiempo que tarda el pez desde que es alevín hasta que alcanza el tamaño adecuado para su comercialización. Peso que suele rondar entonces los 500-600 gramos. Para lubinas de más de un kilo hay que esperar casi cuatro años.

Selección genética

Actualmente universidades andaluzas, el sector y la Junta de Andalucía estudian cómo mejorar las especies existentes e introducir nuevas, «trabajos que son largos y costosos», asegura esta misma fuente añadiendo que el estudio de la selección genética de la dorada lleva diez años en curso.

La inversión de estas empresas se concentra también en obtener mejores rendimientos con plantas más sostenible s desde el punto de vista medioambiental. Así para el lenguado existe en Andalucía una de las más modernas de España que combina ambos ingredientes.

Investigaciones que también se proyectan en la alimentación. Todas las especies procedentes de la acuicultura se alimentan de pienso compuesto de harinas y aceites de pescado, a los que se le añade proteínas «para una alimentación saludable» y desechos de pesca. Actualmente está en estudio la incorporación de proteínas a base de insectos.

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