Ginés Marín
Ginés Marín - EFE

Ginés Marín, tarde cumbre sin espada en Fallas

Pierde cuatro trofeos por el acero; Álvaro Lorenzo y Cristian Climent cortan una oreja a una noble novillada del Parralejo

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Ginés Marín vuelve a dar su dimensión de auténtica figura del toreo en una tarde cumbre; sólo la espada le impide que corte cuatro orejas. Un trofeo consiguen Álvaro Lorenzo y Cristián Climent. Los novillos del Parralejo, muy nobles pero justos de fuerzas, facilitan el triunfo.

El toledano Álvaro Lorenzo se muestra muy aseado en el primero, demasiado flojo. Al cuarto, un manso manejable, lo encela con suavidad, mide, templa y liga los muletazos: oreja.

El valenciano Cristian Climent sigue el estilo de su apoderado, El Soro. El tercero se apaga demasiado pronto. En el sexto, estalla la «mascletá»: portagayola, quiebros, toreo mandón y de rodillas (oreja).

Desde su debut en Olivenza vimos que Ginés Marín es un privilegiado: a su enorme facilidad une la estética.

Los novillos se le han quedado chicos. A los dos de esta tarde les ha hecho de todo y todo bueno. Pero ha de afilar la espada. Me envía un mensaje mi amigo Juan Manuel Albendea: «Un torerazo». Totalmente de acuerdo.

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