Rafaaelillo, sin chaquetilla, en una dura voltereta al cuarto toro
Rafaaelillo, sin chaquetilla, en una dura voltereta al cuarto toro - fotos: fabián simón

La Pilarica, al quite en la plaza de toros de Zaragoza

Con una costilla rota y dos duras volteretas, Rafaelillo corta una oreja a la mala corrida de Adolfo

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La corrida torista de la Feria no se sabe muy bien a estas alturas si lo fue o no lo fue, entendiendo como torista todo lo que vaya ligado a ensalzar el toro de lidia, su bravura, su casta, su imponente presencia. El toro-toro con el que tantas bocas se llenan y que ayer en el coso zaragozano no apareció por ninguna parte. Pues los seis ejemplares que se lidiaron de Adolfo Martín, de presencia diremos que desigual, con poca caja y mucho pitón mirando el cielo, seis toros cárdenos, grises en su comportamiento que distó mucho de la bravura que, como en el caso del valor para los soldados, se presupone.

Lo peor es que hubo poca sangre brava, escasa casta y fuste en las embestidas, que acabaron cerrando casi todas las opciones de triunfo para los tres diestros que llegaban a esta tarde para reivindicarse cada uno en su complicada situación.

Con peligro, pero más a la defensiva que de forma agresiva, y por eso la tarde de Rafaelillo y de los aragoneses Ricardo Torres y Paulita fue más de dolor y valor que de gloria.

Rafaelillo salió molido de la Misericordia, y puede dar gracias a que todo quedó en una costilla rota porque las dos palizas que le dieron los dos adolfos que le tocaron en suerte (¿?) fueron para que el doctor Val-Carreres se hubiera empleado a fondo, de no ser por el quite que le hizo la Pilarica. La verdad es que el torero murciano estuvo hecho un león, como aquel Braulio Lausín, el León de Ricla, que emocionaba hasta el miedo a los públicos de los años veinte. Así debieron ser las gestas de aquel Braulio, que ayer en el albero misericorde reeditó este Rafaelillo que se fue a la guerra y que maltrecho ganó la batalla con dignidad y valor.

Avisando siempre

Pinchó la faena al primero, que ya se quedó corto en el capote, y de todo lo que desarrolló, nada bueno. En la muleta se dejó sin más, avisando siempre, hasta que al final de un muletazo con la izquierda rebañó al torero dándole un fuerte golpe en el costado. Sin chaquetilla volvió a la cara y la espada fue su cruz.

Espléndido fue el recibimiento con el capote al cuarto y con coraje se dobló con la muleta. Se hizo con el adolfo y le pudo en naturales hasta que el toro le echó mano para matarlo. Como un guiñapo fue de pitón a pitón. La plaza le agradeció el pundonor y tras la estocada se pidió la oreja, sin mayorías, es verdad, pero el reconocimiento ahí quedó, mientras al torero se lo llevaban una vez concluida la corrida a la clínica Quirón para ver si las múltiples contusiones no escondían algo mas grave.

Como para los dos aragoneses que completaban el cartel, que dejaron en la Misericordia el ADN del toreo de esta tierra, el de la valentía por bandera. Y así estuvo Ricardo Torres: firme, valiente y recio. Era su segunda corrida esta temporada, se la ganó en esta misma plaza el pasado San Jorge. Era también una oportunidad a cara o cruz, y a pesar de que el triunfo fue imposible dejó el sello del querer y de un buen concepto. La serie con la derecha que le sopló al segundo y los naturales que prodigó en esa faena, aun sin ligazón, tuvieron excelente aire, como ante el quinto al que provocó en los medios a suerte o verdad. Los paisanos se lo agradecieron.

Por su parte Paulita llegaba para enmendar su carrera y se topó de primeras con una prenda, el tercero, que avisaba de sus intenciones desde que movía las orejas. Peligro por el derecho, imposible por el izquierdo, pese a que el maño, tozudo, le robó algún natural. Y estamos ya en el sexto, el único de los grises adolfos que ofreció alguna opción. Fue por el pitón izquierdo. Lo vio enseguida Paulita, que tras sacárselo a los medios citó con esa mano. Buenos los muletazos y meritoria la faena, que fue ganando en emoción y que si lo mata a la primera hasta hubiera tenido premio.

Ver los comentarios