Loquillo, en la entrevista en el hotel en el que se alojaron los Beatles en 1965
Loquillo, en la entrevista en el hotel en el que se alojaron los Beatles en 1965 - ISABEL PERMUY

Loquillo: «En España vivimos en una Guerra Civil constante»

El cantante publica «Código rocker», un disco en clave de rockabilly con el que ha querido saldar una cuenta con su pasado

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Loquillo es más de los Rolling Stones, pero nos recibe en el hotel de Madrid donde se alojaron los Beatles, en 1965, cuando realizaron su única actuación en España. Una especie de viaje al pasado como que ha realizado en su último trabajo, «Código rocker», donde ha grabado, junto a los desaparecidos Nu Niles, banda rockabilly de culto de mediados de los 90, temas de toda su carrera, «llevándolas al género que les correspondía y de la forma en la que los había pensado cuando surgieron». «Nunca había hecho un disco de rockabilly o rock and roll, como han dicho en muchas ocasiones. ¡Alucino con el nivel de este país! Yo he grabado discos de rock español, que es muy distinto.

Este es el que siempre quise hacer, una cuenta pendiente para recuperar a El Loco más salvaje», explica el cantante nacido en Barcelona hace 54 años.

Con este último trabajo, Loquillo ha dado un paso para atrás, para poder dar dos hacía adelante. Un «break necesario» en una carrera que ya acumula más de tres décadas y en las que siempre ha parecido tener algo que decir: «En España el miedo es algo lógico y nadie se la juega ni opina. Vivimos en una Guerra Civil constante, lo llevamos en la sangre. ¿Esperas que artistas como Melendi, Fito o Manolo García digan algo? Nunca lo han hecho y jamás lo harán, porque saben que pueden molestar a su público y que éste termine por no comprar su último ábum. Yo creo que mi público es inteligente y que, aunque no comparta mis opiniones, les encanta oírlas. ¿Callarme yo? Estaría insultando a la gente que compra mis discos. A mí, o me tomas como soy o me dejas en paz», asegura con contundencia.

En este último trabajo, la primera canción, «Eres un Rocker», se escribió en 1979 para el primer álbum de Los Rebeldes, mientras que la última, «Political Incorrectness», se encontraba en la recopilación poética publicada en 2010 por su amigo y poeta Luis Alberto de Cuenca, a quién precisamente su hijo de 16 años esta entrevistando durante esta misma entrevista para una actividad del colegio. Entre ambas, más de treinta años de carretera en los que ha visto y vivido de todo. Desde la Transición, «cuyo guión fue un poco patata», a los tiempos actuales que vive España social y políticamente, parece que no le sorprende nada: «Tengo una sensación de “déjà vu” absoluta, como de haber visto demasiadas veces “ El gatopardo”, es decir, ese mensaje de “cambiemos todo para que todo siga igual”, como en la película. El guión de lo que está pasando está bien, pero de aquí a noviembre veremos cómo se desarrolla la obra. Estoy sentado en la butaca en la mitad de la película… ¿El final del bipartidismo? Yo creo que es el nacimiento de un nuevo bipartidismo, más que el final de éste», asegura.

Loquillo apura su segunda cerveza en lo que va de entrevista, se atusa el tupe con frecuencia y gesticula con seguridad cuando se refiere a las bondades y penurias provocadas por internet en la música (de las dos tiene), y del boicot que asegura que sufrió por parte de las grandes emisoras de radio, cuando decidió no cederles los derechos de autor sobre su obra. «Si no hubiera sido por la Red, cuando se estaba extendiendo por España, mi música no se hubiera conocido. Pero, por otro lado, y aunque afortunadamente esto ya ha cambiado, también hizo que todo el mundo se pensara que podía hacer un disco en su casa y que otras personas que no tenían que ver con el autor, se enriquecieran. Yo algún disco mío lo colgué en la Red porque estaba harto de que una compañía no me pagara», recuerda.

Loquillo, un tipo duro

Durante los 30 minutos que dura la charla, «El Loco» apenas sonríe, al igual que en la mayoría de las fotografías que se han publicado suyas a lo largo de su carrera, inlcuída la de este artículo. Su imagen, cuidada o natural, es siempre la de un tipo duro y lo sabe. «Va con mi carácter. Soy serio... o igual he visto demasiadas veces la película Ninotchka” y, como a Greta Garbo, me cuesta sonreír. Pero a veces lo hago… se han dado casos (risas). De todas formas, yo no me fío nunca de ningún artista que sonríe, que intenta caerle bien a todo el mundo, que no dice lo que piensa… Nosotros siempre decimos entre bromas que no hay que fiarse nunca de un revolucionario, porque o te quita la novia o te roba la cartera”», concluye, esta vez sí, entre risas.

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