Cádiz CF

(Vídeo) Un viejo tiburón que sigue dando miedo

Álvaro Negredo volvió a demostrar el respeto que aún profesa en Primera y la autoridad que manifiesta sobre el campo

Negredo intenta rematar con todo ante el portero del Alavés. a. v.

Alfonso Carbonell

Miren la cara del Choco Lozano en la imagen que ilustra este artículo. Mírenlo bien. Impactado es poco como se queda al observar desde la primera fila de butacas como su compañero va con todo a rematar de cabeza un balón ante la salida del cancerbero de marras. El hondureño está haciendo un máster al lado de Álvaro Negred0 Sánchez (Madrid, agosto del 85) y lo sabe. Porque verte a un hombre que ya lo ha ganado todo en el fútbol sudar la camiseta como si se tratase de un juvenil debe ser una lección continua de aprendizaje. Y es que la razón de que Negredo haya vestido la Roja tras vestir camisetas como las del Sevillla y el Valencia y ser un ogro en la Premier es bien sencilla: su compromiso con su trabajo y su dedicación a él. Eso. y su respeto a sí mismo.

Su apodo de tiburón le viene que ni pintado porque es un bicho . Va al choque como si fuera el rey de la manada, que lo es, y a sabiendas de que es su fuerte. Este pasado martes ante el Levante dio una nueva clase magistral de cómo seguir siendo útil cuando ya no se es el que se era. Su arrojo y valentía, su vergüenza y su carácter le impiden tirar la toalla en balones imposibles para otros.

Lleva cuatro goles, uno que le anularon ante el Villarreal y algún que otro palo. Y además, se ofrece a sus compañeros para darles aire. Va a cada balón como si fuera el último. El Cádiz CF, por fin, tiene a un delantero que toca absolutamente todo lo que le llega. Para de pecho, controla de espaldas, prolonga de cabeza y siempre donde hay un compañero suyo, templa, asiste... No se cansa en los minutos que está sobre el campo y, además de todo esto, corre con entusiasmo y aplomo. Que se lo pregunten al Barça.

Negredo dio un nuevo recital de profesionalidad ante el Levante y eso que ni marcó como en jornadas anteriores. Pero su cuerpo a cuerpo es letal. De jugadas donde nada hay que arañar, él araña y consigue sacar petróleo como lo demuestra el vídeo que acompaña a estas palabras.

No sólo saques de esquina, goles, asistencias y demás consigue Negredo, también fuerza tarjetas para adversarios que le siguen respetando como hace años. En el minuto 63, Negredo corre a por el enésimo balón que aparentemente no va a nada. Ahí que va él y se echa al monte. Lo toca, lo prolonga y a correr para allá con su par. Vuelve a llegar un poco antes y ya asfixiado, pero de nuevo lo para, lo toca y lo echar hacia adelante a correr de nuevo con su par que, ya cansado, le impide su carrera poniéndole el codo y, entonces ya sí, el tiburón se hace la víctima, se va al suelo y sonríe desde ahí viendo como el central Duarte se lleva una amarilla tras una jugada donde él tenía el control.

Negredo es sangre en el campo. Sólo hay que observarlo como gesticula enfadado cuando no le llega bien un balón o cuando un compañero no ha leído bien un desmarque que ha tirado que era gloria bendita si se ejecuta. Pero no por ello deja de animar. Comprende el equipo en el que está y la calidad que hay. Se cabrea más con él cuando falla en un control que no con el servidor que le ha tirado una sandía. Verlo en el campo es un espectáculo hasta sin balón.

Por todo ello, Negredo no es Güiza, ni Machis, otros jugadores 'top' que no se la terminaron de dar a Cervera, ese entrenador que dudó del fichaje de un tiburón vallecano pero del que pronto dio su visto bueno viendo que lo de la lucha no se negocia ya se estilaba antes por las venas de su '9'.

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