Desde la platea

La esencia

'En una ciudad donde tanto se maltrata, no está mal que al menos el equipo la conserve'

El público volvió a carranza. f. j.

Mauricio García

El 'cerverismo' no ha perdido esencia. Orden, sacrificio, lucha y, en esta ocasión, premio sobre la bocina . Ya lo advirtió el druida de las gafas durante la pretemporada. «Quiero que lo que hacemos lo hagamos mejor, no jugar diferente». Esa es la filosofía, la esencia de este equipo de Cervera. Y con un equipo por terminar de ajustar, la historia fue esa, aunque con matices. Porque el fútbol tiene muchos matices.

Y entre esos detalles que pueden eso de «hacer mejor lo que hacemos» se vio un central armenio de pecho ancho muy sobrio, con oficio , otro central con calidad y elegancia salido de la fábrica merengue, un chileno en el centro del campo que sabe de qué va eso de estar en el centro del campo, un delantero nuevo con ganas y un extremo derecho joven, descarado y con su mijita de poca vergüenza para encarar, poner centros complicados para los defensas en el área e incluso buscar puerta en una ocasión.

A eso se le suma lo que ya había, como un líder atrás en Faly, la calidad de Perea, la lucha del Choco, la solvencia del danés en el centro del campo o el cancherismo del portero argentino recogiendo el balón en el centro del campo para que el rival no sacara rápido mientras el equipo se recomponía de celebrar el empate . La cosa no pinta mal. Cierto es que el fútbol no es una ciencia, pero el cerverismo mantiene su esencia.

Y en una ciudad donde tanto se maltrata la esencia, no está mal que al menos el equipo la conserve. En Cádiz siempre la esencia, que al fin y al cabo es una seña de identidad, se debate. En Semana Santa con la carga, en el Carnaval con el añejo 3x4, con la afinación de las comparsas o con los coros 'teatrales' e incluso Vizcaíno no se quiso quedar atrás este verano y planteó la carajotada del nuevo estadio .

Al presidente parece que le dio un viento político, se vino arriba y habló de asaltar los cielos futbolísticos con cambio de estadio incluido, perdiendo la idea de lo que es la esencia del Cádiz. Igual que Martín Vila ha querido dejar su sello político y parecía no saber que en la ciudad la gente no iba al Ramón de Carranza sino “al fútbol”, “al Cadi” o “al Estadio”, al presidente de los amarillos parece que le dio ese día un ataque de concejal. De momento la cosa pasó, y aunque no se somete a votación cada cuatro años, sabe escuchar porque es listo.

Por otra parte, el sábado volvió el público al Estadio, y con él se recuperó algo de esa esencia perdida en la última temporada. Incluida la del tonto. La del que insulta al rival contrario solo con salir a calentar. ¿Por qué insultan? Me preguntó mi hijo. Porque hay más tontos que ventanas , fue lo único que pude contestar. Pero es parte de la esencia también, aunque esa me guste menos. De momento me quedo con que el equipo mantiene la esencia del 'cerverismo', su identidad.

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