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Pan y Circo

Líderes

'Resultan muy gratificantes las mesuradas declaraciones de Garitano, con su llamada a la calma'

Garitano. ccf
Pepe Reyes

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Desde la placidez y el sosiego que otorga divisar la tabla clasificatoria encaramados en la superlativa atalaya del liderato, disfrutamos de una semana alegre, relajada, henchidos de ilusión y de esperanza. Seguro que vendrán momentos mucho peores y que, tal vez, las expectativas ahora creadas no lleguen a cumplirse, pero la felicidad de ser los primeros de veintidós, cuando ya se han consumido diez jornadas de Liga, no nos la puede negar ni el más pesimista de los agoreros.

Hay que saborear el éxito del momento, que hace mucho tiempo que el fútbol nos lo negó. Cierto es que, ni por asomo, nuestro equipo deslumbra por su juego, que todos los marcadores se han dilucidado por ínfimos detalles y que todavía el Cádiz no ha completado un partido en el que haya sido claramente superior a su oponente, salvo el que inauguró temporada y debido a las circunstancias que se dieron. Pero los resultados nos siguen acompañando, los puntos se acumulan y la afición ya empieza a confiar en los suyos, a entregarse cada domingo en las gradas y a configurar ese binomio sagrado con el equipo, ese binomio que durante demasiado tiempo estuvo roto y que felizmente se ha recuperado. Sin él, poco o nada se puede conseguir en tan exigente e igualada competición. Y en este punto, resultan muy gratificantes las mesuradas declaraciones de Garitano, con su llamada a la calma, al recordar lo que somos y lo que tenemos y evitar así el desmedido desborde de expectativas.

Reconocer nuestras carencias no es un acto de humildad, es crear una rampa de salida desde la que crecer y mejorar. Y no existe mejor manera de pulir carencias que hacerlo insaturados en la cima de la tabla.

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