Cádiz CF

La templanza del Cádiz y Sergio

El carácter del entrenador y la confianza del club en su trabajo, claves en el devenir de una temporada que empezó con curvas pero que nunca se ha salido del camino

Sergio saluda a su familia en el Benito Villamarín LA VOZ

Rubén López

Echar un vistazo a la parte baja de la clasificación en Primera División refleja dos cosas: hay mucha igualdad entre los equipos metidos en el ajo, a la par que ese equilibrio se refleja en que en la mayoría de clubes hay también muchos nervios. Una zona de descenso que arde con equipos históricos y otros que están más acostumbrados a pelear donde andan, pero que no por eso ha hecho que se hayan producido momentos de desestabilización.

Pero como si de la aldea de Astérix y Obélix se tratase en la Galia invadida por los romanos, el Cádiz permanece como ese reducto en el que los nervios no han aparecido, salvo en algún momento muy puntual de la temporada. Está claro que de los de abajo, el club cadista es el más tranquilo ahora mismo, independientemente del resultado del domingo pasado en el Benito Villamarín.

Comparar la situación de equipos como Valladolid, Valencia o Getafe, entre otros, con la del Cádiz, refleja que ahora mismo desde Manuel Vizcaíno, presidente, a Sergio, entrenador, hay un bálsamo de tranquilidad que, evidentemente, ayuda mucho al devenir y a la lucha del equipo cadista para quedarse en Primera División.

Mientras que la mayoría de equipos de abajo ya han camiado de entrenador, alguno en varias ocasiones, en el Cádiz han mantenido intacta la confianza en Sergio y su cuerpo técnico. Hubo momentos complicados, a nadie se le olvida el horrible comienzo de temporada, pero ello no hizo pensar en un posible relevo en el banquillo, todo lo contrario. El club cadista ha transmitido tranquilidad desde arriba y eso ha hecho que al final el equipo lo haya notado y haya tirado para arriba.

En la comparación con el resto influye que el Cádiz está donde la teoría dice que tiene que estar, luchando por la salvación. Ya sea en el descenso o fuera de él, el cuadro gaditano está compitiendo con todos los rivales y se ha respuesto de un mal inicio de campeonato con solvencia y sobre todo con la ayuda de los fichajes del mercado invernal.

Y todo ello en una temporada en la que han pasado muchas cosas, algunas ajenas al club, otras dentro del propio equipo (caso de Lucas Pérez) y cuestiones envueltas en decisiones arbitrales. Un cócktel que no ha hecho que el equipo cadista pierda el rumbo y el camino en la búsqueda de la salvación.

Una situación totalmente distinta a la de equipos como el Elche, ya desahuciado, el Espanyol, con un cambio de entrenador arriesgado y en caída libre, o la del Valencia, en continua guerra civil y sin que el efecto Rubén Baraja haya funcionado. Una situación que no es mucho mejor en Valladolid o Getafe , equipos en los que el banquillo se ha movido o se duda de todo ello.

El carácter de Sergio

Y a todo lo anterior hay que añadir la templanza que Sergio siempre ha transmitido desde su posición en el banquillo cadista. El entrenador llegó al Cádiz con el enorme legado de Álvaro Cervera, una situación nada fácil que el catalán ha sabido lidiar con respeto a su predecesor pero también marcando su propio rumbo en el Cádiz. Desde el minuto uno en el que Sergio pisó suelo gaditano se vio que era un entrenador calmado pero intenso, nervioso por dentro pero tranquilo por fuera.

Un carácter ideal para un entrenador que es consciente de su objetivo durante la temporada. Sergio entiende que su equipo va a estar en la zona media baja de la clasificación y lidiar con eso no es fácil. De ahí que el técnico siempre transmita calma y sobre todo mucha confianza en sus jugadores.

No ocultó que su equipo necesitaba fichajes pero tampoco encontró en esa necesidad una excusa para competir, y eso al final está repercutiendo en positivo en el cuadro gaditano. Un manera perfecta de afrontar una temporada en la que van a pasar muchas cosas y en la que, como equipo de la zona baja en la que está, va a tener que afrontar momentos muy complicados.

En definitiva, el Cádiz ha generado los ingredientes perfectos para que se cocine el plato de la permanencia. Serán los fogones de los partidos los que determinen el plato, pero está claro que ahora mismo la situación en el seno amarillo ayuda mucho para conseguir el objetivo.

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