Aumenta la crispación entre la oposición y el Gobierno local

Comenzó sin ritmo y sin que ni una ni otra parte lanzara golpes, más allá de la comprensible distancia que siempre existe entre la oposición y el Gobierno local. Pero al acabar la sesión plenaria, estalló toda la tensión que se acumula y de nuevo salió a relucir la crispación que existe entre las formaciones. Acusaciones, gritos y un enfrentamiento cada vez más evidente. Mientras unos reprochaban las decisiones con respecto al desfalco, los otros exponían los problemas internos y la propuesta de la Inspección de Trabajo de multar con 6.521 euros al PSOE por supuestamente faltar a la dignidad de uno de sus trabajadores.

De nuevo aumenta el grado de la pelea meramente política, que parece que se rebajó tras la expulsión en un pleno de un concejal socialista por interrumpir, que conllevó a que dejara el debate todos sus compañeros. Habrá que ver si esta vez hay guerra abierta. Pulsos ya ha habido varios, sobre todo con la decisión del Partido Popular de trasladar las sedes de los grupos municipales a la Casa de la Cultura, para ubicar en Alcaldía la Oficina de Control del Gasto y de Contrataciones.

Tuvo que ser la policía la que acudiera para desalojar estos espacios. Sin embargo, la oposición sigue reflejando sus quejas por tal determinación y en el pleno el concejal de Izquierda Unida, Pedro Reyes, pegó en su mesa un cartel reivindicando que el lugar de las sedes de los grupos es en Alcaldía.

Por otro lado, la oposición también reclama mayor protagonismo en los órganos municipales de participación. Precisamente fue Izquierda Unida el que elevó una moción solicitando que se le dé a la oposición voz y voto. Aseguran que desde el Gobierno local lo que se está intentado es apartarlos del día a día del Ayuntamiento. La versión de los populares es distinta, ya que expone que el único objetivo de la oposición es la de retrasar y entorpecer la gestión municipal. Cada vez hay más frentes abiertos y menos contención a la hora de acusar.