Los inmigrantes que fueron rescatados el pasado domingo a pocas millas de la costa de Tarifa fueron recibidos por el habitual dispositivo de auxilio de la Cruz Roja. :: CARRASCO RAGEL
CÁDIZ

Las mafias abaratan costes, aumentando el riesgo de naufragios

Del hacinamiento de lanchas neumáticas, al uso de barquitas de juguete y la elección de pateros a cambio de un pase gratis

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Cuando los subsaharianos alcanzan Marruecos, con idea de entrar de forma clandestina en Europa, su sueño aún dista mucho de cumplirse. Como revelan los testimonios de aquellos que son interceptados, la escala se hace en los asentamientos que se han ido formando en ciudades limítrofes con Argelia y próximas a Melilla. Allí, las condiciones de vida son de extrema dureza. Solo están a la espera de que algún intermediario de las mafias se acerque para ofrecerles un sitio en la patera.

Estos mediadores son también de procedencia subsahariana, que en su día fueron captados por las organizaciones criminales que controlan los marroquíes y sobre los que no existe ninguna presión policial, como evidencia la falta de detenciones y procesos judiciales que ejecuta Marruecos.

El precio por un pase oscila entre los 700 y los 1.200 euros, según reconocieron algunos de los 67 inmigrantes que fueron interceptados hace unas semanas cerca de Motril (Granada). Cuando efectúan el pago, tan solo les queda esperar a que llegue el momento. Un día, el intermediario les recoge o los cita en un punto concreto antes de subirse a la lancha.

De estos campamentos suelen salir los elegidos como pateros. Los traficantes tienen predilección por los senegaleses, ya que muchos han trabajado en el mar antes; a diferencia de otros extranjeros que nunca han visto una ola. Aquellos que aceptan, son sacados de los asentamientos, las bandas les facilitan comida, bebida, un lugar más cómodo donde pernoctar hasta que salga la embarcación y no les cobran por viajar. Pero a cambio, en caso de ser descubiertos ejerciendo esta función, son los que asumen el precio más elevado: el arresto y la cárcel.

El negocio de la inmigración clandestina también ha evolucionado en los últimos años. De las lanchas neumáticas, equipadas con motores de escasa potencia y donde viajaban hacinados decenas de sin papeles; al uso de las lanchas de juguete. Las mafias han abaratado costes y, por tanto, siguen manteniendo un negocio lucrativo.

Con estas balsas hinchables, que no pueden cruzar el Estrecho, los inmigrantes ya no confían en tocar tierra en España sin ser vistos. Apenas comienzan las complicaciones durante la travesía, alertan a los servicios de emergencia españoles. Saben que irán en su busca de forma automática, los llevarán a puerto y serán atendidos. Su objetivo, por tanto, es huir de Marruecos.