ESPAÑA

Rajoy renuncia al objetivo del 4,4% de déficit por el brutal ajuste que implica

El PSOE propone un pacto nacional de apoyo al Gobierno en su petición a la UE para que relaje sus exigencias

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Mariano Rajoy, tras dos meses manteniendo lo contrario, desistió finalmente de cumplir con el compromiso adquirido por España ante la Unión Europea de situar los números rojos del Estado en un 4,4% a finales de 2012. El presidente del Gobierno mantiene su firme apuesta por la austeridad, pero levanta el pie del acelerador ante el temor de estrellarse en un callejón sin salida. «Lo haremos sin prisa, pero sin pausa», apostilló ayer. Una vez confirmado de manera oficial que el déficit en 2011 llegó al 8,51%, el Gobierno se vería abocado para llegar al 4,4% a poner en práctica un recorte brutal para satisfacer a Bruselas. De hecho, los Presupuestos Generales del Estado para 2012 deberían incluir un 'tijeretazo' que superaría los 44.000 millones de euros, según los cálculos de los Ministerios de Economía y de Hacienda. Eso sería tanto como poner fin al estado del bienestar, como reconoció el presidente de Cataluña, Artur Mas, tras reunirse con Rajoy el mes pasado.

Rajoy ha pasado en apenas dos meses de afirmar que «cumpliremos con el objetivo del déficit por encima del todo», a limitarse a constatar que «nos esforzaremos en bajar el déficit todo lo que podamos», como declaró tras participar en la presentación de la XXII Cumbre Iberoamericana que se celebrará en noviembre en Cádiz. Un cambio de rumbo que, en esta ocasión, cuenta con el beneplácito socialista.

Horas antes de las declaraciones del jefe del Ejecutivo, Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE, propuso un gran pacto entre todos los partidos para apuntalar al Gobierno en su demanda a la UE de una revisión del calendario de ajuste para España porque el objetivo de fijado «no es posible cumplirlo».

Lo cierto es que ni los emisarios enviados a Bruselas ni los contactos telefónicos mantenidos por el propio Rajoy al más alto nivel han dado los frutos deseados. El Gobierno lleva dos semanas intentando convencer a la UE, Rajoy habló esta misma semana con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, de la necesidad de suavizar el golpe porque no hacerlo sería una falta de «realismo».

Enroque

Además de la desviación de 2,5 puntos en el déficit en relación al anunciado por el equipo de José Luis Rodríguez Zapatero, las previsiones macroeconómicas de la Comisión Europea señalan que el PIB de España caerá un punto durante este ejercicio, lo que garantiza una larga recesión. Cuando Bruselas y Madrid acordaron aminorar el déficit hasta el 4,4%, los vaticinios apuntaban a un crecimiento de la economía española.

La Comisión Europea, de momento, se enroca en su negativa. Primero, el proyecto de presupuestos para comprobar la sinceridad y profundidad del ajuste, y después se podrá negociar un calendario más amable, argumentan en la Comisión. Pero Rajoy no comparte este orden de las cosas. Si reclama una respuesta inmediata de Bruselas es porque tras el próximo Consejo de Ministros pretende hacer público el cuadro macroeconómico y, sobre todo, el techo de gasto por el que se guiarán los presupuestos. Y para eso necesita conocer antes hasta donde puede aplazar la consecución del déficit.

Mariano Rajoy esperaba más comprensión por parte de Bruselas. Entiende que, tras las duras decisiones que ha adoptado en sus dos meses de mandato no es sospechoso de querer quebrantar el Pacto de Estabilidad, pero tampoco quiere provocar una revuelta social metiendo la tijera en las partidas que concentran las mayores partidas de gasto y que corresponden al eje del estado del bienestar como sanidad, educación o prestaciones por desempleo.

Rajoy, que ya ha pedido a los ciudadanos que entiendan decisiones tan «dolorosas» como la subida del IRPF o el abaratamiento del despido que implica la reforma laboral, no esconde que volverá a pedir nuevos «sacrificios».

Unos esfuerzos que deberán acometer las comunidades y los ayuntamientos, ante «la gravedad de la situación», pero que también han trasladado al presidente del Gobierno que están con el agua al cuello y que su margen de recortes es cada día menor. Un mensaje que dejaron en la Moncloa el martes los presidentes de la Comunidad Valenciana y Extremadura, sus correligionarios Alberto Fabra y José Antonio Monago.

Las tesis de los socialistas no difieren en esta ocasión de las del Gobierno y el PP. Califica de «irreal» un ajuste de 44.000 millones, sobre todo porque se diseñó «cuando se pensaba» que la economía europea iba a crecer. La número dos del PSOE adelantó, además, que una vez que la UE fije el límite de la deuda, su partido apoyará al Gobierno «siempre que lo último en tocarse sea aquello que garantiza la igualdad de los españoles», en alusión a la educación y la sanidad.